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Tribuna:AMENAZA DE GUERRA | La opinión de los expertos
Tribuna
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Bush debería empezar a decir la verdad sobre esta guerra

Al oír al ministro francés de Exteriores presentar su alegato en la ONU pidiendo que se le diera más tiempo a Sadam Husein para que cumpla, me sorprendió la cantidad de gente que aplaudió en la sala del Consejo de Seguridad. Ojalá yo tuviera a alguien a quien aplaudir. Lo siento, no puedo aplaudir al ministro francés de Exteriores, porque no creo que Francia, que vendió a Sadam su primer reactor nuclear, el que Israel hizo saltar por los aires, llegue a esta historia con los nobles principios que alega. El ministro francés de Exteriores, tras disfrutar del aplauso de la ONU, podría preguntarse quién aplaudía su discurso en Bagdad y quién lloraba. Sadam aplaudía, y todos sus presos políticos -o sea, la mayoría de los iraquíes- lloraban.

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Pero tampoco guardo muchos aplausos para China, o Rusia, ni para el equipo de Bush. Últimamente me siento como si no hubiera ningún adulto en esta sala (excepto el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair). No, ésta no es una columna para maldecir a todos. Estoy del lado de los que creen que es necesario que EE UU haga frente a Sadam; pero tenemos que hacerlo bien, con aliados y poder de aguante, y el equipo de Bush ha desperdiciado esa oportunidad.

La gente de Bush tiene muchos humos, se le da mal la estrategia y fatal la diplomacia. Cubrí la primera guerra del Golfo entre 1990 y 1991, y lo que más recuerdo son los siete viajes que hice por el mundo con el secretario de Estado James Baker para verle construir -cara a cara- la coalición y el apoyo público para aquella guerra, antes de que se disparara ningún tiro. Ir al país de alguien es señal de que respetas sus opiniones. Este equipo de Bush no ha hecho ese trabajo de campo. Sus miembros creen que la diplomacia no es más que una llamada. No les gusta viajar. Ver a los máximos responsables del equipo de Bush en el extranjero es como avistar aves poco comunes. Probablemente sea porque pasan tanto tiempo peleándose entre ellos por la política en Washington, que temen que si abandonaran la ciudad sus contrincantes cambiarían la cerradura de la puerta de su oficina.

Además, uno podría pensar que si Irak fuera el centro de toda la política exterior, quizá se debería tratar a Corea del Norte con menos humos, para no desencadenar dos guerras a la vez. Quizá se le habría ocurrido una alternativa -como prometió Bush- para el tratado de Kioto, tratado que desechó para gran enfado de Europa. No se puede conseguir mucho apoyo en Europa diciéndole a la gente: "En la guerra contra el terrorismo, o están con nosotros o están en nuestra contra, pero en la guerra que a ustedes les importa -para un planeta más verde- EE UU hará lo que le parezca".

También me preocupa mucho la forma en que los responsables del equipo de Bush han intentado justificar esta guerra basándose en que Sadam está aliado con Bin Laden o pronto lo estará. No hay ninguna prueba de eso, y cada vez que les oigo repetirlo pienso en la resolución del golfo de Tonkin. No se lleva a un país a la guerra con una mentira. Díganle la verdad a la gente. Sadam no es hoy una amenaza para EE UU. Se le puede disuadir. Sacarle con una guerra es una elección, pero es una elección legítima. Es porque está socavando a la ONU; es porque si se le deja solo buscará armas que amenacen a sus vecinos; es porque creen que el pueblo de Irak merece ser liberado de su tiranía, y es porque pretenden ayudar a los iraquíes a crear un Estado progresista que pueda estimular la reforma del mundo árabe/musulmán, de forma que esta región deje de producir jóvenes iracundos que se sienten atraídos por el islam radical y que son las verdaderas armas de destrucción masiva.

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Esa es la justificación de la guerra, y exigirá años de ocupación de Irak y un esfuerzo simultáneo para acabar con el conflicto entre Israel y Palestina a fin de crear un contexto regional que lleve al éxito. Si se hace bien, esa guerra podría reducir la influencia de Al Qaeda, pero Al Qaeda es un enemigo independiente al que se tendrá que combatir de forma independiente, y que seguirá siendo una amenaza incluso sin Sadam. Es legítimo que los europeos se opongan a esta guerra, pero no metiéndole un dedo en el ojo a EE UU y escondiendo la cabeza en la arena. También es legítimo que el equipo de Bush haga de Sadam el centro del mundo, pero dos años de fanfarronadas gratuitas han conseguido que mucha gente haga oídos sordos a los argumentos de EE UU. Hoy hay demasiada gente que ya no acepta la fuerza de EE UU como algo bueno. Y eso es malo.

Hay una parte de esto que EE UU no puede controlar. Pero hay parte que sí, motivo por el cual va siendo hora de que el equipo de Bush se espabile: que baje esos humos, que empiece a vender la guerra basándose en verdades, que dé a los estadounidenses un presupuesto que prepare a la nación para una guerra en el extranjero, no para una fiesta en casa, y que hagan todo lo posible para crear un contexto global en el que EE UU pueda hacer frente a Sadam sin que el mundo aplauda a este último.

Estudiantes iraquíes muestran un Corán y una foto de Sadam Husein durante una marcha en Bagdad.
Estudiantes iraquíes muestran un Corán y una foto de Sadam Husein durante una marcha en Bagdad.REUTERS

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