Un inspector declara que Ardystil estaba inactiva cuando visitó la fábrica aunque en el acta reflejó lo contrario
Alfredo Ortolá, inspector de trabajor de la zona de L'Alcoià procesado por el caso Ardystil, declaró ayer ante el tribunal que la fábrica estaba inactiva cuando visitó las instalaciones en septiembre de 1990, dos años antes de la muerte de cinco operarias en ese centro de trabajo por inhalación de productos químicos. La declaración del funcionario contradice el acta que levantó y firmó con motivo de esa inspeccción. El documento recoge que "en la instalación se estaban realizando actividades de estampación textil con una plantilla de cuatro operarios". El funcionario está imputado a propuesta de las acusaciones particulares y se enfrenta a dos años de cárcel.
Ortolá, junto con un controlador de la Inspección, visitó la fábrica en la mañana del 6 de septiembre de 1990. "Cuando llegamos observamos un aspecto desolador, y no encontramos a nadie", dijo. "Al marcharnos, vimos llegar una furgoneta con cuatro mujeres y la dueña de la fábrica. En la inspección de la nave no observé ninguna actividad. Sólo vi telas amontonadas en el suelo, grafitis en las paredes y unos botes de pinturas en un armario", añadió. El inspector señaló que preguntó a la dueña por las personas que la acompañaban y ésta dijo que sí estaban trabajando "pero en tareas de carga y descarga de telas". El funcionario justificó el contenido final del acta, "porque es la manera estándar de redactarlas". "Además, las cuatro mujeres comentaron al controlador que habían estado trabajando dos días antes en ese centro", explicó. La actividad de la fábrica también había quedado patente en una inspección anterior, el 27 de julio de 1990, por otro controlador, cuya acta visó el inspector procesado. En ese documento previo se constataba que el centro "funcionaba a plena actividad y sin ninguno de los 13 empleados dados de alta en la Seguridad Social".
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