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UNIVERSIDAD

La inversión en equipamiento científico de la UPV está estancada desde 1996

El rectorado advierte de los riesgos para el desarrollo de la investigación

La realidad de la mayoría de los investigadores que trabajan en la Universidad del País Vasco (UPV) no es la misma que la de nombres como Félix Goñi, director del centro mixto entre la UPV y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de la Unidad de Biofísica, o de Pedro Miguel Etxenike, presidente del Donostia Physics Center. La disponibilidad de medios económicos y técnicos que su labor, su renombre y su prestigio les han permitido alcanzar no refleja el panorama general de la universidad pública. El que sí lo hace es el dato que indica que desde 1996 la inversión en equipamiento científico se ha estancado en 3.300.000 euros (antes 550 millones de pesetas).

Es más, si sólo se contabilizara el apartado específico de infraestructura científica de los presupuestos universitarios, se podría hablar de un descenso del 74%, ya que de los 550 millones de pesetas de 1996 se ha pasado a 900.000 euros (150 millones de pesetas) del curso anterior. Sin embargo, la caída se ha visto mitigada por el dinero que aporta el Gobierno vasco a través del contrato-programa del primer Plan Universitario (750.000 euros en 2002) para financiar la compra de grandes equipamientos en varias actuaciones ya previstas y por las subvenciones que logran los grupos de investigación de la UPV, la mayor parte también del Ejecutivo autónomo, que el año pasado sumaron un millón y medio de euros.

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Las causas a las que se atribuye, desde el rectorado dirigido por Manuel Montero, este freno en el crecimiento de la inversión en infraestructuras científicas se centran en tres aspectos. El primero radica en la repercusión que sobre la capacidad financiera de la universidad pública vasca han tenido las prórrogas de los presupuestos de la comunidad autónoma vasca, su principal fuente de ingresos. Las menguantes inversiones en infraestructuras y la ejecución aún pendiente de varias de las partidas previstas del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT) han influido también, según el vicerrector de Investigación, Fernando Cossío, en la precariedad económica.

Forma de financiación

A todo esto se suma el cambio que se ha producido en la manera de financiar la investigación por parte de los ministerios. "Con la nueva fórmula, que está en vigor desde el año 2000, debemos adelantar el dinero de la actuación y, en función del desembolso y del proyecto desarrollado, podemos recibir después hasta un 50% de subvención de los Fondos de Desarrollo Regional (FEDER) de la Unión Europea. Pero claro, si nuestra capacidad de gasto no crece o si disminuye, podremos invertir menos y, por tanto, recibiremos menos al año siguiente", apunta Cossío.

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La consecuencia de la suma de estos factores se resume en que, en palabras del vicerrector de Investigación, la capacidad adquisitiva de la UPV en infraestructura científica se mantiene "a duras penas". "En grandes equipos, cada vez es más difícil obtener financiación", reconoce.

Los mayores perjudicados por este problema son los grupos de investigación emergentes. "A los grupos más consolidados no les impide realizar su trabajo, pero desde luego no les facilita la vida. A los grupos e investigadores que se están abriendo camino sí que les perjudica. Para hacer un buen grupo de investigación hacen falta 10 años, pero para estrangularlo sólo tres", asevera el vicerrector.

Esta cuestión, unida a la creciente relevancia del equipamiento en la labor investigadora, hace que Fernando Cossío no dude en advertir de los efectos perniciosos que puede traer consigo el estancamiento de la inyección económica en este apartado concreto. "La Universidad del País Vasco corre el riesgo de poner en peligro la situación de la investigación. Estamos en un equilibrio precario que puede hacer que el sistema caiga a la escasez de producción científica de los años setenta", pronostica.

El vicerrector de Investigación reclama también la necesidad no sólo de infraestructuras técnicas, sino de personal que las maneje y las mantenga, aunque confiesa que la UPV no tiene capacidad económica de contratación en este campo.

La misma petición sale de boca del presidente de la Asociación de Catedráticos de la UPV, Juan Aréchaga. "Es gravísimo que se frene la inversión en equipamiento científico, y lo es también que se haga con técnicos cualificados y con servicios de apoyo a los investigadores. El problema está también en cómo se gasta lo que se dispone, y en ello creo que se debería proceder a una descentralización en favor de los departamentos", apuesta.

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