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Jettu aspira a lograr una adhesión parcial de Marruecos a la UE con la ayuda de España

El primer ministro marroquí expone su ambición a sus interlocutores españoles y franceses

Uffe Elleman-Jensen, el ministro de Exteriores de Dinamarca, que presidía la Comunidad Europea en 1987, se quedó atónito cuando su homólogo marroquí, Abdelatif Filali, le entregó una carta del rey Hassan II solicitando el ingreso en el Club de Bruselas. Se agradeció el interés, pero se denegó la petición. El nuevo primer ministro marroquí, Driss Jettu, tiene, 16 años después, una ambición parecida para Marruecos: lograr una semiadhesión a la Unión Europea (UE). Así se lo ha expuesto a varios de los interlocutores españoles porque cuenta con España para lograr su objetivo.

Jettu se empeñó en recibir, el 30 de enero, a la ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, que viajó a Rabat para sellar la normalización hispano-marroquí.

En la Primature, la sede del Gobierno, le dijo que quería para Marruecos una relación aún más estrecha que el acuerdo de asociación vigente desde el 2000 y que, dentro de siete años, debería desembocar en la creación de una zona de libre comercio entre el norte y el sur del Mediterráneo.

Marruecos se convirtió además, el año pasado, en el primer destinatario del programa MEDA de cooperación comunitaria con el Mediterráneo. Recibió 122 millones de euros, según explicó Sean Doyle, delegado de la Comisión Europea en Rabat. En 2003 esa cantidad aumentará en 23 millones.

Marruecos desea, precisó el primer ministro a su anfitriona, algo más que la "asociación" pero sin llegar a la "adhesión" porque sabe que es imposible. A Jettu le mueven dos razones. A corto plazo, el temor a que la ampliación de la UE al Este aleje a los europeos de sus socios mediterráneos y, a más largo plazo, el empeño de enganchar a Marruecos al tren de modernidad que significa Europa.

Buena acogida

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Jettu ha pedido apoyo a Palacio y a sus interlocutores franceses que han brindado a su idea una buena acogida. Españoles y franceses desean ante todo desarrollar a Marruecos para que su vecino sea un país estable. París se ha molestado, sin embargo, de las prisas marroquíes por negociar un segundo acuerdo de libre comercio con EE UU, paralelo al suscrito con la UE.

"Se puede hablar de cualquier cosa, pero no se puede aspirar a lograr dos cosas incompatibles", declaró, a mediados de enero, en Rabat, François Loos, el ministro francés de Comercio. Días después una delegación de altos funcionarios marroquíes viajaba a Washington para iniciar la negociación.

¿En qué consistiría el estatuto que Jettu anhela? En una adaptación, para un país subdesarrollado, de la situación de la que gozan los cuatro países del Espacio Económico Europeo. Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein forman parte del EEE.

Ninguno de los cuatro participa en las instituciones de la UE, pero han introducido en su legislación el acervo comunitario, desde la libre circulación de capitales, hasta las estrictas limitaciones de las ayudas de Estado. Están además asociados a múltiples programas de investigación, pero no se benefician de la política agrícola común ni de los fondos estructurales de ayuda a las regiones menos desarrolladas. Estos dos aspectos serían los que más interesarían a Rabat.

"Hacer un EEE para vecinos subdesarrollados, cuyo primer miembro sería Marruecos", explica un diplomático español, "es una tarea a largo plazo". "Ni allí se pueden aplicar rápidamente las reglas de la competencia ni desde aquí se puede incluir en las ayudas regionales a un país con una renta per cápita 12 veces inferior a la española y que no llega a la mitad de la turca", concluye. Turquía aspira a ser miembro de pleno derecho de la UE.

Desde que fue nombrado primer ministro, Jettu ha trabajado para superar la crisis con España. Impulsó un acuerdo para que Endesa construya una central térmica -acudió en diciembre a la firma del contrato-, proclamó después en EL PAÍS su empeño por estrechar lazos con Madrid y se reunió, en enero, con un nutrido grupo de grandes empresarios españoles a los que alentó a invertir en Marruecos.

"Primer ministro de España", titulaba con ironía el semanario Al Ayam un editorial en el se quejaba de que Jettu actuase casi, como un jefe de Gobierno español, al otorgar la prioridad a la prensa española antes que a la marroquí.

"No es que sea un hispanófilo", comenta un antiguo colaborador suyo. "Es un hombre pragmático que cree que el despegue de su país pasa por arrimarse a sus vecinos desarrollados y España es, geográficamente, el país industrializado que está pegado a Marruecos". "Quiere hacer de Marruecos el patio trasero de la industria y del sector servicios español y europeo".

Driss Jettu, en diciembre en su casa de Rabat.
Driss Jettu, en diciembre en su casa de Rabat.ABDELHADEK SENNA

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