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CATÁSTROFE ECOLÓGICA | Soluciones a la amenaza tóxica del 'Prestige'

Los trabajos para la extracción del crudo del 'Prestige' durarán al menos nueve meses

Los últimos sondeos indican que se han vertido 12.500 toneladas más de lo estimado

Los trabajos para intentar la extracción del crudo del Prestige durarán al menos nueve meses y deben comenzar inmediatamente, recomendó ayer el Comité Científico Asesor. El vicepresidente Mariano Rajoy dijo que la empresa Repsol se encargará de coordinarlos en la primera fase, en la que se estudiará la viabilidad de la operación, cuyo coste estimado es de 230 millones de euros. El comité cree ahora que en las dos mitades del buque quedan sólo 37.500 toneladas de fuel, 12.500 menos de lo que se creía y que esta cantidad se vertió durante el tiempo que pasó entre el hundimiento del barco y la llegada del Nautile.

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La campaña de extracción del crudo que queda en el Prestige por bombeo debe comenzar inmediatamente si se quiere realizar en buenas condiciones climáticas, confirmó ayer el Comité Científico Asesor, tras presentar al Gobierno su propuesta de neutralización del pecio, adelantada el pasado martes por este periódico. Los tres primeros meses estarán dedicados al estudio de viabilidad y sólo entonces se sabrá si existen posibilidades reales de intentar el bombeo. Esto quiere decir que, en caso favorable, no se podrá empezar la fase de bombeo, que duraría cuatro meses, hasta el 15 de julio como muy pronto, confirmó ayer el presidente del comité, Emilio Lora Tamayo, quien reconoció que los plazos son muy justos.

Tanto la operación de bombeo como la de encofrado que recomienda el Comité Científico Asesor como alternativa no tienen precedentes en el mundo. La primera se basa en la tecnología de extracción de crudo offshore (en el mar). Los estudios de viabilidad de ambas opciones se harán en paralelo, para no perder tiempo en caso de que el primero resulte negativo. Un sondeo realizado el 26 de enero en dos tanques de la popa del Prestige, que mostró que su nivel es muy inferior al estimado, ha llevado al nuevo cálculo de que sólo quedan 37.500 toneladas en el barco hundido.

Los expertos tienen dos temores principales respecto al bombeo, comentó ayer José Luis Moya, de la empresa Izar. Por un lado, temen que el fuel no fluya por sí solo de los orificios que se practiquen para extraerlo, dada su alta viscosidad y que se va enfriando poco a poco. Por ello se están haciendo modelos térmicos del fuel en los tanques que indicarán la temperatura a que estará cuando se intente su bombeo y se realizarán sondeos térmicos en el pecio. El aspecto positivo de este problema es que si no fluye tampoco se escapará de las grietas fácilmente mientras no surjan otras, pero la creencia general es que sí seguirá fluyendo. Actualmente se están escapando dos toneladas diarias.

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Por otro lado, está el problema del cable umbilical (de acero) de los robots submarinos, los obreros de esta operación, de los que existen sólo 30 industriales en el mundo. Hasta ahora la longitud máxima de estos cables es de 2.800 metros. "Estamos en el límite de la resistencia del acero", dijo Moya. "Con más longitud el cable no aguanta su propio peso. Habría que hacerlo con acero reforzado y probarlo".

La operación de bombeo se iniciaría tras hacer los orificios pertinentes, e instalar las válvulas correspondientes, para salida del fuel por unos y entrada del agua de mar por otros para evitar el colapso de los tanques. Se instalaría una tubería rígida hasta el fondo (casi 4.000 metros) para inyectar una sustancia que disminuya la viscosidad del fuel, (que llegaría a la tubería por un conducto flexible desde el orificio) al mezclarse con él en una bomba. Se ha pensado en utilizar un aceite, el ester de metilo de colza, que es biodegradable y no contaminaría el mar en caso de vertido accidental. Por bombeo, la mezcla se subiría por tubería a un ritmo de 10 metros cúbico por hora hasta la superficie y se almacenaría en un buque petrolero. De esta mezcla se podría extraer nuevamente el fuel en una refinería.

El coste estimado de la solución alternativa, el encofrado, es más barato (130 millones de euros) que el del bombeo, pero los expertos prefieren el primero para evitar que el crudo termine por salir. La empresa Dragados se ha ofrecido a hacer sendos cofres de hormigón de cuatro metros de espesor, para la proa y para la popa, pero no dispone de la solución para dejarlo caer controladamente sobre el pecio. Con este informe, el Comité Científico Asesor da por terminado su trabajo, dijo ayer Lora Tamayo, aunque se mantiene a disposición del Gobierno para cualquier consulta. La empresa Repsol se encargará del estudio de viabilidad, según Rajoy, aunque contará con otras empresas. Una portavoz de Repsol dijo ayer que estos trabajos, cuyo coste el comité estima en 50 millones de euros, no se facturarán.

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