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Una muestra etnográfica y artística reivindica la importancia de mantener viva la memoria

La Diputación de Guipúzcoa expone objetos, documentos y cuadros de su patrimonio

La memoria histórica de una sociedad no sólo se mantiene viva en sus archivos, en los documentos que narran los grandes acontecimientos que han marcado su desarrollo. Está también contenida en obras de arte o en pequeños objetos cotidianos que evocan toda una época. La prueba está en Biltzen, Berritzen, Barneratzen. Patrimonio recuperado, una exposición organizada por la Diputación de Guipúzcoa en la Ganbara del centro Koldo Mitxelena que reúne desde cuadros de Iván Zulueta, hasta ruecas de hilar o códigos morales para comportarse en las playas.

La exposición invita a recordar, o en muchos casos descubrir, otros modos de vida, otras formas de sentir o trabajar y es esta intención lo que ha condicionado su diseño. "Cuanto más conozcamos nuestro pasado, mejor y más conscientes seremos de nuestro presente y mejor nos enfrentaremos al futuro", reza el panel que recibe al visitante a la entrada. Figura en el módulo La memoria es identidad, que recuerda, por ejemplo, que a finales del siglo XIX o principios del XX, se utilizaban vasijas para conservar alimentos cuando no existían los frigoríficos.

Biltzen, Berritzen, Barneratzen. Patrimonio recuperado, que permanecerá abierta al público hasta el 22 de marzo, está integrada por 89 piezas, desde objetos etnográficos hasta álbumes de fotos de estancias de la realeza en San Sebastián, libros, documentos u obras de arte que han entrado a formar parte de los fondos de la Diputación guipuzcoana en los últimos cinco años por adquisión o por donación de particulares.

En las vitrinas de la Ganbara puede verse, por ejemplo, una publicación de la Jefatura Provincial del Movimiento: El discurso del Caudillo en la sesión inaugural de las Cortes Españolas el 14 de mayo de 1946. Pero también un libro en inglés de principios de siglo: San Sebastián, Spain: Royal Summer residence of the kings of Spain (Residencia de verano de los reyes de España), o un curioso código de comportamiento de 1934: Las playas en su aspecto moral: conferencia pronunciada en San Sebastián y Bilbao. Junto a ellos, documentos como el acta de sociedad de la Fábrica de Paños de Tolosa (1985), o una reflexión del PNV de principios de siglo.

Cestos y ruecas

En todo caso, este Almacén de ideas es sólo una parte de la muestra. Los organizadores inciden en otros módulos sobre aspectos etnográficos o artísticos: argizaiolas (tablas funerarias de culto a los difuntos) del siglo XVI, cestos para la estiba y la limpieza del pescado, ruecas de hilo, floreros o planchas de hierro forjado hablan de la forma de vida de generaciones anteriores de vascos. "Hemos querido exhibir una parte de nuestro patrimonio para mostar su variedad y complejidad", dijo ayer la directora de Cultura, María Jesús Aranburu. "No sólo está integrado por caseríos o iglesias, sino también por elementos que son más susceptibles de pérdida", explicó.

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En algunos casos se exhiben útiles carentes de valor estético en sí mismo. En otros, es precisamente esta cualidad la que justifica su presencia en la muestra. En la sala pueden verse dos obras pictóricas que realizó Iván Zulueta durante su estancia en Nueva York en los años sesenta o una serie de litografías de Edu López sobre textos de Jack London.

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