Necesidad de una educación plurilingüe
En la construcción de un futuro para nuestra juventud, tanto en la Europa comunitaria como en el resto del mundo, parece necesario recordar la Resolución del Consejo de Ministros de Educación de la Unión Europea, de 31 de marzo de 1995, en el que se subraya "la necesidad de una mejora cualitativa del conocimiento de las lenguas de la UE en los sistemas educativos", así como "la adopción de medidas que impulsen la diversificación de las lenguas enseñadas (...), ofreciendo posibilidades de adquirir (...) una competencia en varias lenguas de la UE". En 1996, el Libro Blanco de la Comisión Europea, enseñar y aprender: hacia la sociedad cognitiva, formula, como una de sus propuestas fundamentales, la necesidad de hablar tres lenguas comunitarias.
En España, estas recomendaciones de las instituciones y organismos europeos no han sido escuchadas, y estos razonamientos no han sido tenidos en cuenta, la Ley de Calidad, a pesar de las declaraciones en febrero del 2002 sobre el establecimiento de una segunda lengua extranjera como obligatoria, certifica la desaparición de las lenguas extranjeras que no sean inglés, pues en la educación infantil y en primaria sólo hay una, como en bachillerato, y en secundaria, aunque se ofrece en toda la etapa como optativa, con los itinerarios, los alumnos no podrán escogerla más que en el primer ciclo. Se ha cercenado así el futuro de las generaciones que sufran esta ley.
Como profesores de lenguas extranjeras, queremos manifestar nuestra más enérgica protesta, pues otros colectivos sí han sido tenidos en cuenta por sus presiones corporativas y sus demandas atendidas, con el resultado de todos conocido. Lo único que deseábamos era dar a las lenguas extranjeras el papel instrumental y formativo insustituible para las nuevas generaciones de españoles en el contexto internacional, ganando así el terreno perdido durante años de considerarlas como un mero conocimiento complementario. Lo que nos temíamos ha ocurrido y las modificaciones han sido a costa de esta materia, entre otras.
Actitud inexplicable, contradictoria y engañosa en un ministerio que multiplica en los textos oficiales los términos empleados en el Marco Europeo Común de Referencia para la Enseñanza de las Lenguas Extranjeras, sobre todo el de una competencia plurilingüe y pluricultural. ¿Cómo se puede construir dicha competencia si en la situación actual es prácticamente monolingüe y lo va a ser más aún?
Ante el reto de "europeización" y de "globalización" que tienen los alumnos de los diversos niveles educativos, la situación actual es enormemente decepcionante: España forma parte de una Unión Europea con varias lenguas (inglés, francés, alemán, italiano, portugués, español, ruso, griego...) y de una organización de naciones en la que hay muchas más (árabe, chino, japonés, swahili, indi...), todas ellas importantes por su historia, por su vecindad, por el número de hablantes, por la cantidad de países que las utilizan como lengua oficial o cooficial, o por su importancia económica y geoestratégica, y, a pesar de esta realidad, se mantiene un sistema educativo con una única lengua extranjera como obligatoria.
Un primer paso hacia la libertad de elegir el lugar de trabajo a escala internacional, sería la obligatoriedad de dos lenguas extranjeras, con itinerarios de profesionalización, con opcionalidad de otras lenguas. Así se abren las puertas de ese futuro que, como todos sabemos, es ya realidad hoy, cuando España tiene tantas relaciones comerciales, sociales y políticas o más con Italia, Alemania, Francia, Portugal, Grecia o Marruecos, que con Inglaterra o los Estados Unidos. Y eso por no hablar de la ambición natural de la industria española de abrirse paso en África, en Europa del Este, en Oriente Próximo, o en Asia.
Cuando en Europa la preocupación es armonizar la enseñanza de las distintas lenguas extranjeras en el bachillerato, aquí lo hemos solventado de un plumazo: sólo una lengua.
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