El enviado del Papa espera ver hoy a Sadam

El enviado especial del Papa, el cardenal Roger Etchegaray, está citado hoy con el líder iraquí, Sadam Husein, a quien entregará una carta personal de Juan Pablo II. El propio Etchegaray confirmó ayer esta entrevista tras reunirse por la mañana con el vicepresidente, Taha Yasín Ramadán, y con el viceprimer ministro, Tarek Aziz. Por la tarde, en una catedral de San José rebosante de fieles, el cardenal se hizo eco de las dificultades que viven los iraquíes.

"La angustia en la que vivís no deja de crecer estos días. Al venir entre vosotros en nombre del papa Juan Pablo II, intento comprender mejor la vida cotidiana de la población iraquí, tan valiente en estas pruebas", manifestó Etchegaray durante la homilía que leyó en francés y fue traducida al árabe por el párroco de San José, el sacerdote Luis al Shabi. Más de un millar de personas, en su mayoría mujeres, abarrotaban la catedral caldea, consagrada en 1956 en los jardines de la Asociación Caldea de Misericordia.

Los 80 años del presidente emérito del Consejo Pontificio por la Justicia y la Paz no impidieron una agenda intensa. Tras entrevistarse por la mañana con Ramadán y Aziz, a media tarde concelebró misa con seis obispos, según el rito caldeo. Con voz enérgica y subrayando la palabra paz, el cardenal se preguntó: "¿Cuántos creen que aún es posible? ¿Cuántos la quieren realmente con todas sus fuerzas?". También cuestionó el enviado del Papa cuántos de los que recurren a la plegaria en las horas de pánico no la utilizan como "mero pretexto frente a cualquier compromiso humano".

Le dio la réplica el patriarca caldeo de Babilonia, monseñor Rafael Bidawi, quien adoptó un tono mucho más comprometido. "¿No hay forma de evitar la guerra? Irak no la quiere. Dios no la quiere. Los hombres fueron creados para la paz", manifestó el patriarca tras agradecer la visita del enviado papal. "Éste es un país lleno de riquezas. Si Dios nos las ha dado no ha sido para despertar la codicia de otros, sino para que las disfrutemos", añadió en una evidente referencia al petróleo.

"Pedimos a los Gobiernos responsables que se sienten a hablar de la paz", pidió ante los gestos de asentimiento de los feligreses. "No nos queda más que rezar por la paz", agregó antes de agradecer su solidaridad a los voluntarios que están viajando a Irak como escudos humanos. "También agradecemos los esfuerzos de los periodistas y les pedimos que escriban con el corazón para lograr la paz", concluyó.

Los caldeos, católicos que siguen al Papa de Roma, constituyen la principal comunidad cristiana de Irak, un país mayoritariamente musulmán. Llegaron a ser casi un millón a finales de los años ochenta del siglo pasado. Hoy rondan el medio millón, según el padre Al Shabi. El más conocido de sus miembros es el viceprimer ministro Tarek Aziz, el cristiano que más alto ha llegado en el Gobierno.