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Bruselas impone un nuevo marco para lograr mayor competencia en telefonía

La Comisión autoriza la intervención de los Estados de la UE en la regulación del sector

Cumplidos seis años de la liberalización del mercado de las telecomunicaciones y comprobada su escasa incidencia, la Comisión Europea ha establecido un nuevo marco regulador con el objetivo de lograr una competencia efectiva. El reglamento permitirá a los Estados miembros de la UE regular los mercados cuando verifique que no existe competencia. Para facilitar la labor, ha elevado de cuatro a 18 los segmentos. La medida, que entrará en vigor el 25 de julio, forzará en definitiva a que las operadoras de telefonía dominantes abran sus mercados, como el servicio de banda ancha y las redes telefónicas.

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En los mercados suficientemente competitivos no será necesario actuar, porque su legislación ya protege a los usuarios. En términos generales, la liberalización en el sector de las telecomunicaciones, iniciada en 1990, se ha traducido en reducciones de precios para los consumidores y en una mejora en la calidad de los servicios, gracias a la entrada de nuevos operadores. Sin embargo, el grado de apertura sigue siendo insuficiente. Se da la circunstancia de que en la mayoría de los mercados se observan aún serios problemas de competencia por el dominio que ostentan los operadores históricos, como es el caso de la banda ancha (ADSL), las llamadas telefónicas locales, el acceso a la red pública de telefonía, los servicios de llamadas internacionales o la telefonía móvil.

En la actualidad, los mercados regulables por el Estado mediante tarifas mínimas o requisitos de acceso a futuros competidores son la telefonía fija, móvil, la interconexión y los circuitos alquilados. Ahora, Bruselas ha definido 18 actividades o servicios en el sector europeo de las telecomunicaciones con problemas de competencia en los que, por tanto, estaría "justificada" la actuación de las autoridades nacionales para agilizar la entrada de nuevos operadores.

Pero eso no implica, precisa la Comisión, que los reguladores de un país tengan que intervenir en todas esas actividades, porque algunas de ellas ya no revisten problema alguno de competencia en determinados países. Por el contrario, cada país podrá pedir a Bruselas autorización para ampliar el listado a sectores no incluidos en la relación actual y que, sin embargo, son conflictivos desde el punto de vista de la competencia.

El marco reglamentario presentado ayer por los comisarios europeos de Empresas, Erkki Liikanen, y de la Competencia, Mario Monti, entrará en vigor el próximo 25 de julio. "El objetivo no es regular por regular, sino que se introduzca la competencia en el mercado de las telecomunicaciones y acabar con los monopolios", declaró Monti. La reglamentación se impondrá en un principio a las compañías que se consideren "dominantes" en un mercado, en forma de tarifas reguladas o de condiciones mínimas de acceso a otros operadores.

"Esto es indispensable en algunas áreas donde los operadores tradicionales se siguen beneficiando de posiciones teóricas de poder de mercado y de una red única a nivel nacional", explicó haciendo referencia concreta al estado de la apertura del bucle local (el último tramo de la línea de telefonía fija, el que llega hasta el hogar del abonado) o la banda ancha. La intervención de las autoridades reguladoras estará justificada si se respetan tres criterios: primero, la existencia de barreras importantes a la entrada en el mercado de compañías rivales; segundo, la ausencia de una competencia "dinámica" que va más allá de esas barreras, y tercero, que las reglas de la competencia no sean suficientes por sí solas para remediar los fallos detectados en el mercado. Es decir, que los reguladores nacionales se limitarán a intervenir donde sea "indispensable".

La reglamentación se irá "eliminando" de los mercados en los que se vaya introduciendo una competencia "adecuada" y "justa". La Comisión tiene previsto hacer una revisión periódica de la situación en los 18 mercados relevantes -la primera, prevista para mayo de 2004- para ver si se pueden reducir. En los mercados suficientemente competitivos, la legislación antimonopolio actual es suficiente para proteger el derecho de los consumidores y la libre competencia, según Bruselas. Los nuevos servicios tampoco estarán sujetos a la nueva reglamentación para que los operadores puedan sacar provecho de las inversiones que realicen.

Lo que se busca, además, es alentar la competencia entre las distintas infraestructuras de telecomunicaciones, en lugar de ir "red a red", como hasta ahora. Es decir, que no será necesaria la intervención de los reguladores para garantizar la competencia si los usuarios pueden elegir libremente entre el cable, el satélite, el ADSL o la telefonía móvil para obtener el mismo servicio.

Modernizar las reglas

"Es necesario modernizar las reglas para dar un tratamiento adecuando a los servicios emergentes y a las tecnologías nuevas", según Liikanen, quien dijo que el objetivo es el de crear un marco reglamentario "estable, claro y que dé seguridad jurídica".

Las principales operadoras europeas, las grandes perdedoras de este ejercicio, no están nada contentas y advierten de que con este endurecimiento de la regulación se van a poner en riesgo sus futuras inversiones en el negocio de la banda ancha. En este sentido, recuerdan que ellas son las únicas con capacidad para inyectar grandes sumas de capital en ese mercado. Liikanen dijo que "se necesita una reglamentación dura" para que los antiguos monopolios abran sus infraestructuras, pero respecto a las nuevas inversiones señaló que es importante evitar que los controles sean "excesivos".

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