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El barril de petróleo se acerca a 33 dólares, el nivel más alto desde la crisis de 2000

El apoyo de Rusia a las posiciones de Alemania y Francia en el conflicto de Irak frena el alza

Fernando Gualdoni

El precio del barril de petróleo brent se elevó ayer hasta los 32,70 dólares, su precio máximo en 26 meses, ante la creciente inquietud de una guerra en Irak. La tensión viene impulsando el precio desde que en noviembre pasado se decidiera reenviar a los inspectores de Naciones Unidas a Bagdad. Sólo la decisión de Rusia de alinearse con Francia y Alemania para dar más tiempo a los inspectores frenó la escalada, porque el mercado cree que esto retrasará el ataque, aun cuando todavía apuesta por que habrá guerra. Para muchos expertos, la escasez de productos refinados es clave en el alza del crudo.

El precio del crudo arrancó la jornada de ayer subiendo sin control y no fue hasta bien entrada la tarde cuando empezó a perder gas. La crónica de la cotización de la jornada de ayer representa muy bien el "estado de ánimo" -como lo definió un intermediario londinense- del mercado petrolero. El barril brent, de referencia para Europa, llegó a los 32,70 dólares y mantuvo la tendencia al alza hasta que el presidente ruso, Vladímir Putin, respaldó la iniciativa de Francia y Alemania para dar más tiempo a los inspectores de Naciones Unidas. El mercado petrolero, que desde hace dos meses sigue cada movimiento político, interpretó, una vez más, que el ataque se aplazaba.

La alineación rusa con el eje franco-alemán frenó la escalada del crudo, cuyo precio retrocedió hasta oscilar en torno a los 32 dólares por barril. La caída de la cotización no fue fuerte y ello responde a dos motivos: uno es que el mercado aún cree que habrá guerra, y el segundo, el más importante en este momento para los analistas, es el temor a que haya escasez en el mercado de los derivados del petróleo.

Incremento del gasóleo

Por esta razón, el gasóleo también se disparó ayer hasta los 328 dólares por tonelada en el mercado internacional, su nivel más alto desde noviembre de 2000. Por esas fechas, en Europa no se veían más que manifestaciones de agricultores y bloqueos de carreteras por camioneros que protestaban por los precios de gasóleo. El encarecimiento de este combustible ha sido imparable en lo últimos 60 días. Ayer ya valía en España 0,5 céntimos (algo menos de una peseta) más que a principios de mes. Había pasado de 72,9 céntimos por litro a 73,4.

La caída de las existencias de derivados del crudo en las últimas semanas en EE UU ha agudizado la inquietud de los intermediarios del mercado. Tanto los datos publicados recientemente por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la defensora de los intereses energéticos de los países industrializados, como los del Instituto Americano del Petróleo (API) certifican que la caída de los inventarios de gasolinas y gasóleos ha atizado el precio del crudo. Además, ha aumentado el consumo de combustibles. En parte por la ola de frío en el hemisferio norte y, en mayor medida, por la movilización militar estadounidense hacia Oriente Próximo. Movimiento de tropas de tal magnitud requieren ingentes cantidades de combustible y esto ya se comprobó entre agosto y diciembre de 1990, cuando EE UU envió casi 3.000 efectivos al golfo Pérsico para el ataque contra Irak, que comenzó el 16 de enero de 1991.

La estrategia que las compañías petroleras suelen adoptar en tiempos como éstos tampoco ayuda a paliar el encarecimiento de los carburantes. Cuando el precio del crudo se afianza en una tendencia al alza, como ahora, las compañías sólo refinan lo que venden. En ningún caso almacenan porque esto tiene un coste que las compañías no están dispuestas a asumir. Añadido a esto, la actividad de refino se ha frenado debido a los estrechos márgenes que este negocio viene registrando desde principios del año pasado. Según fuentes del sector, los márgenes han estado en la segunda mitad de 2002 en los niveles más bajos de los últimos 10 años.

Las refinerías estadounidenses han estado realizando operaciones de mantenimiento en los últimos meses a un ritmo mayor del acostumbrado. Varios expertos se han percatado de esta inusual inactividad y la publicación especializada Middle East Economic Survey (MEES), por ejemplo, sostiene que las operaciones de refino en EE UU caerán un 7% durante este mes, lo que equivale a dejar de producir un millón de barriles de gasolinas o gasóleo. En enero, la producción de las refinerías ya había descendido un 5% con respecto al mismo mes de 2002.

Por último, hay una razón más para temer una escasez de productos petrolíferos. Durante los dos meses que duró la huelga en Venezuela, EE UU no sólo dejó de recibir el crudo de este país, sino también sus combustibles. En noviembre pasado, antes de que se paralizara la industria petrolera, Venezuela exportó 1,5 millones de barriles de crudo y 720.000 barriles de productos refinados a diario hacia EE UU. Al cabo de 50 días de huelga, Venezuela ya tenía la necesidad de importar 11 millones de barriles de gasolina para cubrir sus propias necesidades, por lo que difícilmente pudo proveer (y tardará en volver a hacerlo) a EE UU de carburantes.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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