Retirada del PNV
Por segunda vez en tres meses, el nacionalismo vasco ha abandonado una posición tras quedarse solo en su defensa. Como ya ocurrió en un primer intento, en noviembre, ha tenido que renunciar, para evitar males mayores, a su empeño en reformar a medida (de sus intereses) las circunscripciones electorales de Álava con vistas a las elecciones provinciales de mayo.
La propuesta, que aumentaría la representación de las zonas rurales, sigue sindo considerada necesaria para reparar una "injusticia", pero se aplaza hasta después de los comicios de mayo a fin de "evitar la acusación de electoralismo", según explicaron ayer los portavoces nacionalistas. Otro motivo posible de la marcha atrás es que era casi seguro que la iniciativa no prosperaría, dada la oposición de IU y las condiciones planteadas por Batasuna para respaldarla.
La iniciativa estaba resultando ruinosa para sus promotores. Había introducido una cuña entre los nacionalistas e IU en el Gobierno vasco, lo que a su vez hacía imprescindible el apoyo de Batasuna. Aceptar la negociación propuesta por Otegi suponía romper el compromiso de Ibarretxe de no pactar nada con esa formación mientras no se distanciara de ETA. Al mismo tiempo, la presentación de un recurso de inconstitucionalidad por parte del Gobierno de Aznar, aunque tuviera pocas posibilidades de prosperar, tendría el efecto de suspender el procedimiento, con lo que no sería de aplicación en las elecciones de este año. La iniciativa estudiada por PP y PSOE de modificar la ley electoral general a fin de prohibir reformas electorales en los seis meses anteriores a las elecciones locales, tendría el mismo efecto.
De haberse empeñado en seguir adelante, los nacionalistas podían haber conseguido la peor combinación: que la propuesta no saliera, pero sí produjera la irritación de los votantes de las ciudades. Sobre todo de Vitoria, cuando el objetivo principal de la iniciativa era precisamente recuperar el control de la Diputación alavesa, eslabón débil del Plan Ibarretxe. En la duda, han optado, de acuerdo con una tradición que últimamente parecía abandonada, por el pragmatismo. Si el ejemplo cundiera, Ibarretxe podría aprovechar para hacer lo mismo con su plan, que sin Batasuna no podría superar ni siquiera el primer escalón: el de la mayoría del Parlamento vasco.
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