Una exposición explora el mundo y la vida cotidiana de Bizancio

El mar, los viajes, el ocio, la vida en la ciudad y en el campo -agricultura, ganadería, caza- y el mundo de la vida cotidiana son las distintas partes en que está estructurada la exposición Aspectos de la vida cotidiana en Bizancio, que ayer se inauguró en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, donde permanecerá abierta hasta el 15 de marzo.

La muestra exhibe 138 piezas que abarcan todo el periodo bizantino, del siglo IV al XV, y ha sido organizada por la Dirección de Monumentos Bizantinos y Posbizantinos y el Museo de la Civilización Bizantina, en colaboración con el Ministerio de Cultura de Grecia, que ha enmarcado la propuesta dentro de los actos que organiza con motivo de la presidencia griega de la Unión Europea en el primer semestre de este año.

Bizancio, la parte del Imperio Romano que tuvo como capital a Constantinopla, supo combinar la firmeza de la administración romana con una educación y una cultura que hundían sus raíces en la tradición griega. Tal combinación de influencias, y la presencia del cristianismo como elemento aglutinador, generó una civilización que influyó profundamente en parte de Europa -sobre todo, los países balcánicos-, Oriente Medio y el norte de África. La exposición, en ese sentido, pretende rescatar el carácter de puente de la civilización bizantina entre Oriente y Occidente.

Junto a las piezas que aporta la exposición, el visitante podrá contemplar parte del fondo permanente del propio museo -mosaicos, dos grandes sarcófagos- que procede de ese mundo y, de ese modo, acercarse a una civilización que, como dijo ayer Anastasia Turta, directora del Museo de Cultura Bizantina, "se ha quedado a la sombra de la cultura griega clásica".