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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Paradojas vascas

Resulta paradójico observar la tremenda capacidad de este pueblo para reincidir en los mismos desencuentros y polémicas estériles con respecto a su eterno conflicto. Atrapados en la maraña de anuncios y unilaterales propuestas, los ciudadanos soportamos obedientes el espectáculo circular de la negación, la provocación y la amenaza como única forma de entendimiento. Así las cosas, la inercia de los acontecimientos nos conduce a menudo a sorprendentes situaciones que no por contradictorias pierden su credibilidad; paradójicas realidades que silenciamos oportunamente, sin llegar a cuestionar su oportunidad real.

¿Acaso no es una contradicción que mayorías políticas hermanas, siendo igual de regionalistas, populares y conservadoras, no se pongan siquiera en contacto para proponer soluciones reales a un problema común?

¿Se puede hablar en nombre de una Euskadi, Navarra, País Vasco, Iparralde o Euskal Herria, mientras no se reconozca y respete el derecho de sus ciudadanos a decidir sobre su propia identidad? ¿Puede un sujeto de decisión responder a través de comunidades políticas incomunicadas? ¿No es paradójico que múltiples nacionalismos se disputen la representación de un pueblo sin capacidad ni posibilidad de decisión? ¿Puede confundirse la voluntad de un pueblo anticipando la independencia a su libre determinación?

¿Puede un ciudadano español arrogarse la nacionalidad vasca? ¿Es posible hablar de libertad cuando no cabe el derecho a ejercitarla? ¿Se puede convivir en paz bajo la amenaza de una intervención militar? ¿Puede llamarse política dialogante a no reunirse jamás? ¿Qué se puede esperar cuando el cinismo de la incapacidad dominante se convierte en la perversión oficial de nuestra realidad?

Nueva consulta electoral. Ante la anunciada ceremonia que se avecina, y para evitar previsibles frustraciones y desengaños, más vale imaginar el patético ritual de política-ficción que se nos viene encima. Verticalmente, los candidatos serán nominados en cerradas listas de idéntica aparatosidad. Desenterrando caducas disputas y enfrentamientos de aparente interés general, volverán a chirriar los encadenados discursos de probada ineficacia. Sobrarán las calculadas polémicas, las acusaciones y las coartadas de rigor. Insistirán en la libre y decisiva participación ciudadana, so pena de quedar excluido de la legalidad política oficial. Miles de militantes volverán a ser seducidos desde caravanas político-circenses en comprometidos mítines de sociedad. Todo ello en nombre del pueblo, de la paz y de la libertad. Como siempre, la gran fiesta de la democracia se celebrará en un ambiente de resignada expectación, donde la desmemoria colectiva actuará a modo de bálsamo tradicional.

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