Jaime Urrutia reivindica lo mejor de la movida madrileña

Aunque se trata sólo de un pequeño concierto, la actuación de Maceo Parker constituye una de las atracciones de una semana en la que se reivindica lo mejor de la movida madrileña de los ochenta. Por un lado, Jaime Urrutia, otrora líder de Gabinete Caligari, sin un ápice de nostalgia, presenta ante una gran audiencia su Patente de corso; y por otro, los norteamericanos The Mockers muestran su versión en inglés del Déjame, de Los Secretos.

- La nueva ola se internacionaliza. Los Secretos, uno de los grupos bandera de la movida, creó escuela y trascendió entre las bandas americanas. Es el caso de The Mockers, que han pasado por su potente power-pop el clásico Déjame. Teloneados por los madrileños Insanity Wave, la doble actuación de The Mockers, que presentan su disco Living in Mulholland Tunel, contará, además, con la presencia de Álvaro Urquijo, único miembro activo de los primeros Los Secretos.

El éxito de ¡Qué barbaridad!, incluida en el CD Patente de corso, ha devuelto a la fama a Jaime Urrutia, otro protagonista de la movida al frente del trío Gabinete Caligari. Urrutia, ya en solitario, presentó el disco hace un año en un pequeño club. Ahora lo hace a lo grande en La Riviera. Su actuación está marcada por la actualización, sin regodearse en la nostalgia.

Casi de la misma escuela, se presenta Cristina Narea, hermana de Carlos Narea, afamado productor que puso intensidad en muchos de los discos de los grupos de la nueva ola. Cristina participó en muchos de ellos al frente de las segundas voces, pero ahora se atreve a iniciar camino como protagonista con el disco Al otro lado. Además, Las Mentiras, el dúo formado por el ex Ronaldos Coque Malla y Alex Olmedo, acude a Fuenlabrada.

En sonoridades parecidas, aunque con el añadido de la fiereza punky, debutan Pignoise, el grupo del futbolista Álvaro, actualmente en el Getafe tras perder la titularidad en el Real Madrid. Melodías desafinadas se llama la ópera prima del grupo del jugador, y lo presenta en dos conciertos.

La parcela del rock se completa con la fuerza de los madrileños Le Punk y Tokyo Sex Destruction. Los Morgana apuestan también por el rock femenino, mientras que el nuevo metal nacional se manifiesta en Karate y Tuesday Afternoon. Contundentes también son las apuestas de los argentinos Rata Blanca y Ten Foot Pole, desde el metal; y desde el preciosismo Ken Stringfellow.

- El jazz grande. Los pulmones de Maceo Parker soplaron los vientos de James Brown, el padrino del funky, durante muchos años, pero por sí solo se ha convertido en uno de los grandes del jazz. Esta semana actúa en un miniconcierto en la Fnac, una oportunidad única. El pianista español Tomás San Miguel se adentra de nuevo en el jazz clásico tras años de experimentación, donde ha destacado, entre otras, la fusión de su instrumento con las txalapartas vascas.

El argentino Fernando Samalea ha convertido el bandoneón, típico del tango, en un instrumento capaz de fundirse con el jazz y hasta con las sonoridades orientales. Entre el jazz y el funky navegan también los gallegos The Groovefathers, que asisten al programa Artistas en Ruta. Para completar la tanda del jazz, se anticipa mediante una fiesta en Suristán lo que va a ser el próximo Festival de Jazz de Galapagar el próximo verano. El piano de Cebollita se funde con Las Estrellas del Jazz.

- Canciones y raíces. Cantautores como Javier Álvarez o Mercedes Ferrer han ejercido de profesores de un Taller de Canciones organizado por la SGAE. Los alumnos más aventajados se presentan en concierto en el Búho Real. Héctor Lera, más veterano, muestra las canciones de Lío, su último álbum; y en su línea se presentan también Materia Prima.

El tango de Goyeneche vuelve de la mano de Mirian Penela en La Fídula. El reggae proveniente de Jamaica pasado por Madrid es la apuesta del doblete que algunos miembros de Cañamán y otros músicos del foro facturan bajo el nombre de Cañaroot'sman.

Bajo el curioso nombre, acaso una de las actuaciones de la semana, se esconden los miembros del combo balear La Puta Opepé, que a veces también se hizo llamar Los Cuñados de Fonk.