EE UU calibra las pruebas que presentará en la ONU
El próximo miércoles, Colin Powell tendrá que ser increíblemente didáctico cuando presente pruebas supuestamente definitivas sobre el arsenal de Sadam Husein. Washington está calibrando qué tipo de información desvelará el secretario de Estado en su crucial intervención ante el Consejo de Seguridad, para presentar un caso contundente sin poner en peligro sus fuentes. Los servicios de inteligencia advierten de que no habrá elementos fundamentalmente nuevos.
No será una intervención tan contundente como la que hizo Adlai Stevenson ante Naciones Unidas en octubre de 1962, cuando el entonces representante estadounidense mostró fotos aéreas de las rampas de misiles soviéticos en Cuba. Lo más probable es que Powell presente una serie de pruebas fragmentarias, la mayoría circunstanciales, que, tomadas en conjunto, parecen demostrar que Sadam Husein sigue fabricando armas de destrucción masiva: fotos de ventiladores montados sobre tractores que podrían ser laboratorios móviles de armas químicas o biológicas; imágenes satélite de iraquíes aparentemente "limpiando" con excavadoras unas instalaciones antes de la visita de los inspectores; conversaciones grabadas e informes de fuentes iraquíes.
"Vamos a mostrar un tipo de conducta", decía ayer un responsable del Gobierno al diario USA Today. "No habrá fotos de misiles". Varias fuentes gubernamentales han asegurado que no presentarán nada realmente nuevo, ningún "arma del delito".
La decisión final
La Casa Blanca no ha decidido todavía qué revelará exactamente el miércoles en la ONU. El viceconsejero en Asuntos de Seguridad, Stephen Hadley, dirige la labor de selección, con la ayuda de la CIA. El presidente George W. Bush y Colin Powell tomarán la decisión final.
Hay mucho debate. Los servicios de inteligencia, revelaba ayer The New York Times, no saben, por ejemplo, si incluir un camión que detectaron las pasadas Navidades y que, según ciertos analistas, podría haber transportado armas de destrucción masiva o científicos hacia la frontera con Siria. Washington sabe que cualquier paso en falso podría ser catastrófico en su campaña para convencer al Consejo de Seguridad y a la opinión pública de lanzarse a una guerra.
El Gobierno invocó hasta ahora la seguridad de sus fuentes para evitar desvelar las "pruebas fehacientes" sobre el arsenal iraquí. "La capacidad de los servicios de inteligencia estadounidenses es extraordinaria, pero no tienen la omnipresencia que describen las películas de Hollywood", reconocía la semana pasada en Nueva York el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, "pero la mayor parte de lo que sabemos ahora [sobre Irak] depende de métodos mucho más tradicionales: personas que deliberadamente o involuntariamente se comunican con nosotros".
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