Europa logra un acuerdo de mínimos para pedir que los inspectores sigan en Irak
Francia y Alemania imponen sus tesis a los más proclives a respaldar un ataque de EE UU
Europa salvó ayer la cara al lograr un acuerdo de mínimos sobre la crisis de Irak, aunque incluso eso parecía difícil hace sólo unos días. La UE dejó claro su mensaje de "último aviso" a Sadam Husein para desarmarse, pero sobre todo respaldó la labor de los inspectores de la ONU y apoyó la petición de su jefe, Hans Blix, de continuar e intensificar la investigación. Los Quince eludieron hablar de fechas límite o de la conveniencia de una segunda resolución del Consejo de Seguridad antes de un hipotético ataque contra Irak.
Francia y Alemania se impusieron así en ese primer asalto, que tendrá una segunda cita más dramática cuando los ministros de Exteriores se vean otra vez dentro de un mes en Bruselas, o antes en una cita extraordinaria. "Ése será el momento crítico", declaró un portavoz comunitario al opinar que será a finales de febrero cuando previsiblemente EE UU sentencie que los inspectores han consumido ya la prórroga solicitada y presione a los europeos para sumarse a una guerra contra Sadam, dado que, según el secretario de Estado, Colin Powell, las inspecciones no son la clave. Para el ministro alemán Joschka Fischer, "el equipo debe tener todo el tiempo que necesite para concluir su trabajo". Para su colega francés, Dominique de Villepin, "si las cosas se complican, serán ellos, los inspectores, quienes nos lo digan y actuaremos en consecuencia".
"Las autoridades iraquíes deben, de forma imperativa, suministrar a los inspectores sin demora información adicional y completa", según los Quince. Pero añaden, en un respaldo a Blix, que la UE "sigue dispuesta a desplegar todos los esfuerzos necesarios para responder a las necesidades de la misión de desarme". "El informe muestra que la cooperación de Bagdad es una charada, porque está cooperando en el proceso, pero no en la sustancia", afirmó el secretario del Foreign Office, Jack Straw, poco después de que Blix hablara en Nueva York.
La primera en anunciar el acuerdo de mínimos fue la ministra española Ana Palacio, tras la reunión de media hora de Francia, Reino Unido, Alemania y España (actuales miembros del Consejo de Seguridad), la presidencia griega, Italia, el alto representante Javier Solana y el comisario de Exteriores, Chris Patten, un formato que se repetirá si fuera necesario para concertar la singularidad de que haya cuatro países de la Unión en ese órgano, así como el candidato Bulgaria. Italia había cuestionado la utilidad de esta cita ante la divergencia de posiciones.
Palacio calificó de "importante" el acuerdo y de "exagerados" a quienes hablan de profundas divisiones en el seno de la UE: "No ha habido desgarros ni confrontación de posturas. La importancia de la declaración es haberla hecho". Por vez primera un representante del Gobierno español habló en público de otorgar más tiempo a Blix y a Mohamed el Baradei, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
La jefa de la diplomacia española no desveló si el Gobierno de José María Aznar apoyaría un ataque al margen de la ONU. "Actuaremos en consecuencia con la relación de España con EE UU a la hora de utilizar las bases", dijo. Sí adelantó que el encargado de negocios de la Embajada española en Bagdad viajará a Madrid para informar de la situación. "No tenemos aún ningún plan de cerrar" la legación, aseguró.
El griego Yorgos Papandreu, actual presidente del Consejo de Ministros de la UE, no excluyó la posibilidad de realizar en el futuro un viaje a Bagdad en nombre de los Quince bajo ciertas condiciones. Grecia es uno de los países de la Unión que más se opone a una intervención militar y que sostiene la necesidad de coordinar esfuerzos con Turquía y la coalición más moderada del bloque árabe.
Qué pasará a partir de ahora es algo que dependerá sobre todo de la voluntad iraquí de desarmarse y también del cálculo que haga EE UU sobre los riesgos que comportaría una acción carente del mismo respaldo que la guerra del Golfo en 1991. "George W. Bush no necesita tanto a Francia y a Alemania para la operación de ataque cuanto para la segunda fase, la de la reconstrucción del país", apunta una fuente diplomática. Algunas estimaciones no oficiales hablan ya de 50.000 millones de dólares el coste de la ocupación y la presencia de 100.000 soldados durante los primeros tres años.
Una vez que los europeos han visto triunfar sus tesis de dar más tiempo a los inspectores, fuentes diplomáticas en Bruselas creen que las presiones de Washington serán más fuertes si dentro de unas semanas Blix no presenta pruebas de que Sadam se desarma.
Misión a Corea del Norte
Europa quiere involucrarse directamente en la crisis abierta por Corea del Norte para frenar las presuntas intenciones del régimen de Pyongyang de construir nuevas armas nucleares. Para ello, los ministros de Exteriores de la UE acordaron ayer que una delegación europea de alto nivel visite el país con el fin de presionar a Kim Yong Il para que cumpla el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, del que se ha desligado este mes. La visita se efectuará en las próximas semanas y seguramente estará encabezada por el ministro de Exteriores griego, Yorgos Papandreu, y el alto representante Javier Solana.En mayo de 2001, el entonces presidente de la Unión, Göran Person, primer ministro sueco, viajó a Pyongyang acompañado por Solana, para potenciar la reforma económica que en aquel entonces se vislumbraba.Los ministros de Exteriores también acordaron el paso definitivo para que la UE realice su primera operación militar encuadrada en la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD). Será en Macedonia, a partir de marzo, cuando soldados europeos sustituyan a los 450 uniformados de la OTAN. La cadena de mando estará bajo control de la UE, pero el cuartel general estará en la sede militar de la OTAN en Mons (Bélgica).
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