Porto Alegre en Davos
Davos y Porto Alegre se necesitan. Viajando directamente desde el Foro Social de su país, Lula ha conquistado Davos, donde ha llenado de un aire fresco las salas del Foro Económico Mundial. La propuesta presentada ayer por el presidente brasileño de crear un fondo internacional contra la miseria y el hambre, financiado por el G-7, y la demanda de que los países ricos dejen de subvencionar sus agriculturas no debe caer en saco roto. Davos ha recibido una capa de legitimidad de Lula y el primer jefe de Estado brasileño de izquierdas, una dosis suplementaria de respetabilidad.
Más que remedios, Lula ha llevado a Davos esperanzas y ganas, algo que falta en una reunión dominada por el pesimismo económico, acentuado por la incertidumbre sobre una guerra en Irak y por una fisura sin precedentes entre Estados Unidos y Europa. El secretario de Estado Powell ha intentado reducirla, aunque en un tono duro, casi recriminatorio, mientras los europeos, con poco peso político en la localidad alpina, no se han parado en críticas a la superpotencia. El momento es grave, por las diferencias de opiniones y porque el Foro Económico se ha olvidado de algo básico, que fue su línea directriz el año pasado en Nueva York: buscar las causas y las soluciones a los conflictos -incluidos los terrorismos- y no limitarse a frenar sus efectos.
Porto Alegre ha reflejado un sentimiento claro contra una guerra en Irak. En Davos, entre cierta resignación ante la confrontación que prepara EE UU, se empieza a perfilar el día después, se desencadene o no finalmente el ataque. El "otro mundo es posible" de la ciudad brasileña es su gran éxito: alimentar la idea de que se pueden cambiar muchas cosas. La gran esperanza no es sólo que se salga de la crisis con Sadam Husein al menor costo posible, sino que se avance hacia un planeta más justo.
Será básica una recuperación económica global, y especialmente de EE UU, aunque en el horizonte que otea Davos la locomotora para los próximos 10 años puede ser China. Quizá por eso el Foro Social ha decidido empezar a acercarse a Asia y proyecta trasladar desde Brasil a India su próxima reunión. Todos estamos en el mismo barco y eso es la interdependencia.
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