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La crisis del PP gallego | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Los fieles a Cuiña sostienen que el sucesor de Fraga "no puede imponerlo Madrid"

El ex consejero no acudió al mitin, en el que se prodigaron los llamamientos a la unidad

Santiago de Compostela José Luis Baltar, líder del PP de Ourense, presidente de la Diputación de esa provincia gallega y el más claro defensor del defenestrado José Cuiña, advirtió ayer a la dirección nacional del PP de que el sucesor de Manuel Fraga "no puede imponerlo Madrid, porque así no se hacen las cosas". Cómo deben hacerse, a su juicio, es con un congreso extraordinario en el que "democráticamente" los populares gallegos decidan. "Madrid puede presentar un candidato o una candidata, si quiere; lo que no puede es imponérnoslo, porque aquí ya somos mayorcitos", aseguró ayer este dirigente provincial en conversación informal con este periódico poco antes de comenzar el mitin de apoyo al Plan Galicia aprobado por el Gobierno.

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Baltar fue el primero, de los integrantes de la primera fila de honor, en llegar al Palacio de Congresos de Santiago. Repartió abrazos y fueron muchos los populares gallegos que hicieron fila para saludarle. Cerca de las once de la mañana, hora prevista para el inicio de la convención, le comunicaron que había militantes orensanos en la puerta, que no podían entrar por falta de sitio. Atento a la intendencia, Baltar fue a interesarse por ellos.

Tras la militancia, sus explicaciones de la crisis. "Aquí no ha pasado nada. Cinco diputados enviaron una carta personal al presidente del Gobierno y al presidente de la Xunta y fueron los de Madrid los que la hicieron pública". ¿Cuál es el problema? "Que no nos ha gustado, y así se lo hemos transmitido al presidente Fraga, la forma en la que ha prescindido de Xosé Cuiña", el defenestrado consejero y presunto ex delfín de Manuel Fraga. Ni éste ni los cinco diputados firmantes de la polémica carta fueron vistos ayer en el Palacio de Congresos compostelano.

"El presidente puede prescindir de Cuiña porque pierda su confianza, está en su derecho, no faltaba más, pero no puede decir que es por vender unas palas, porque eso está dentro de la legalidad y, además, con la trayectoria de Cuiña si ése hubiera sido el motivo habría habido otros muchos ejemplos durante todos estos años", prosigue Baltar.

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El líder orensano admite que "éste no es el mejor momento" para que afloren diferencias en el PP, y así lo han "acordado con el presidente Fraga", pero añade que después de las elecciones habrá que buscar "una solución". El problema, para Baltar, es "inexistente" mientras el liderazgo del PP gallego siga en "manos de don Manuel". "Así se lo hemos dicho, y también le hemos dicho que cuando él falte, el líder del PP gallego no puede imponerlo Madrid, que ya somos mayorcitos". Tras estas afirmaciones, Baltar fue uno de los miembros del PP que con más ahínco aplaudió las intervenciones de José María Aznar, Manuel Fraga, Mariano Rajoy, Javier Arenas o Jesús Palmou. Todos ellos destacaron la "unidad y cohesión interna" del PP.

Aznar dijo estar orgulloso de que el PP sea un partido, "no dos, ni 17". Esta frase suya, que tradicionalmente tiene como destinatario al PSOE, podía entenderse ayer en Santiago en clave estrictamente del PP gallego.

Rajoy subrayó que él no lidera ni forma parte de ninguna corriente o sector. "Jamás he pertenecido, que yo sepa, a ningún sector en los 20 años que llevo en el PP, que no sea el de Manuel Fraga y el de José María Aznar". Arenas, "siempre muy, muy, muy orgulloso de la familia popular", tildó de "tonterías que uno lee y oye" la crisis gallega. El secretario general del PP pidió a los suyos "que no se digan tonterías: la dirección del PP nacional lo que hace es respaldar lo que dice el PP de Galicia liderado por Manuel Fraga".

Y Fraga puso el broche de historia. Recordó a sus compañeros la batalla de las Navas de Tolosa, en los albores de la Reconquista, y narró cómo el rey, temiendo la muerte en el frente, pidió al arzobispo su bendición por si ocurría lo peor. Según el relato de Fraga, la respuesta del prelado fue: "Dios no quiere que muramos, quiere que ganemos". Y apostilló: "Eso es lo que digo yo hoy".

Independientemente de las interpretaciones en clave interna, o histórica, de la cita del presidente fundador, se da la circunstancia de que uno de los eslóganes de Nunca Máis invita al veterano político "a ir muriendo". Él quiere ganar antes.

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