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Maragall pide a su partido que vigile más de cerca la "corrupción" de CiU

El líder socialista, eufórico por la tendencia de los sondeos, detalla sus prioridades de gobierno

El presidente del Partit dels Socialistes (PSC), Pasqual Maragall, animó ayer a los dirigentes de su partido a aumentar en el tramo final de la legislatura la vigilancia sobre la "corrupción" de la Generalitat, entre la que citó expresamente "el amiguismo en la concesión de contratos de obras". Espoleado por las encuestas favorables a los socialistas difundidas en la última semana, Maragall se dirigió ayer al consejo nacional de su partido, que se celebró en Barcelona, casi como si estuviera presentando un programa de investidura a la presidencia de la Generalitat. El líder socialista situó la lucha contra la "corrupción" como una de sus prioridades si llega al Gobierno y animó a los suyos a denunciarla sin miramientos.

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Los sondeos difundidos esta semana coinciden con los datos que manejan los socialistas, que sitúan a Maragall con una ventaja de al menos ocho puntos sobre su rival nacionalista, Artur Mas. En un ambiente de euforia contenida, el presidente de los socialistas apremió a los dirigentes del PSC a hacer un esfuerzo de "ambición" en lo que queda de legislatura para "marcar la agenda" de la política catalana hasta que lleguen las elecciones, con asuntos como la reforma del Estatut y la demanda de una ley electoral catalana, pendiente desde hace 23 años.

Más cauto, el primer secretario del partido, José Montilla, previno a los dirigentes del PSC ante el exceso de confianza: "Nuestros adversarios no van a dar el partido por perdido y no tienen escrúpulos ni principios", afirmó. Y añadió: "Si pudieran, seguro que tratarían de comprar al árbitro".

Después de 23 años de intentarlo infructuosamente, los socialistas sienten al alcance de la mano su primera victoria en unas autonómicas catalanas, los únicos comicios que se les han resistido una y otra vez. Tanto que Maragall se presentó ayer ante el máximo órgano del PSC casi como si expusiera su programa de gobierno ante la inminente investidura.

Educación y salud

El líder socialista citó como prioridades la educación y la salud -"son el resumen de nuestro programa: por eso los socialistas hemos venido al mundo", dijo medio en broma-, la apuesta por la vivienda de alquiler, una nueva organización territorial de Cataluña, la reforma del Estatut y el saneamiento de las finanzas públicas. A estos objetivos, citados habitualmente, Maragall añadió como prioridad la lucha contra la "corrupción" de la Administración catalana.

Tradicionalmente, los socialistas, y muy particularmente Maragall, se han mostrado moderados a la hora de hurgar en los casos de presunta corrupción del Gobierno catalán. El discurso se ha construido a menudo a partir de eufemismos y sólo en casos aislados el máximo líder de los socialistas ha querido poner personalmente el dedo en la llaga. Pero ayer lo puso para dejar claro que acabar con la "corrupción" será una prioridad de su Gobierno. No sólo esto: animó a todos los dirigentes socialistas a incrementar la vigilancia sobre el Ejecutivo de CiU.

"Hay que acabar con la corrupción y el amiguismo en la concesión de contratos de obra", afirmó Maragall. Y por si había dudas de que este espinoso asunto será a partir de ahora una prioridad del PSC, agregó: "Lo digo para que lo digáis; tenemos que decir las cosas como son".

Maragall reiteró su preocupación por el hecho de que, en su opinión, Convergència i Unió (CiU) trata de "invadir" las estructuras de la sociedad civil -volvió a citar los ejemplos de las cajas de ahorros, los clubes deportivos y los medios de comunicación- y advirtió de que su eventual Gobierno deberá capear dificultades económicas derivadas de los últimos años de presidencia de Jordi Pujol por sus métodos de gestión.

"Contratos dudosos"

En opinión del líder socialista, el sistema utilizado para pagar importantes obras de infraestructuras -aplazar el pago de las obras hasta que estén acabadas, fórmula conocida como método alemán- puede "comprometer la financiación futura" de la Generalitat. Maragall ha encargado a los dirigentes Antoni Castells y Martí Carnicer un estudio detallado sobre los "contratos dudosos" suscritos por la Administración catalana. "Pagaremos lo que tengamos que pagar, pero ni una peseta más", sentenció.

El dirigente socialista insistió en que la reforma del Estatut, reclamada por todos los grupos del Parlament salvo el Partido Popular (PP), debe impulsarse en lo que queda de legislatura. De lo contrario, argumentó, los tiempos parlamentarios harán que su aprobación se aplace ocho años, lo que supondría una "vergüenza" y un "suicidio político". Según subrayó Maragall, la lentitud al abordar los trabajos sólo se explica por la alianza de CiU y el PP: "Aquí [el PSC] no dependemos del PSOE ni de nadie, y todavía menos del nacionalismo español más carca, del que [CiU] depende aquí", subrayó.

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