Un fenómeno extraordinario

Nacido en Santiago de Chile en 1972 y trasladado a los dos años a Madrid al huir sus padres del golpe militar de Pinochet, Alejandro Amenábar constituye el más extraordinario fenómeno que haya dado el cine español en la década de los noventa. Y ello, a pesar de que sus profesores de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense de Madrid no lograron enseñarle gran cosa. Aburrido de ellos, el joven alumno decidió seguir el aprendizaje por su cuenta, logrando, tras el rodaje de unos cortometrajes amateurs, que José Luis Cuerda produjera su primera película, Tesis, para la que contrató como intérpretes o técnicos a sus amigos más cercanos. Fue Tesis la primera ópera prima española que se vendió a todo el mundo.

Los tres largometrajes que hasta ahora ha escrito y dirigido le han consagrado internacionalmente como director de prestigio, con sabios y eficaces conocimientos de la narrativa cinematográfica actual. La sorpresa ante su talento y sus éxitos aumenta al saberse que también es el compositor de las partituras de sus propias películas, así como de las de La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda, y Nadie conoce a nadie, dirigida por su habitual colaborador Mateo Gil.

Varios críticos han rebuscado en su obra influencias del cine de Alfred Hitchcock, lo que el joven director no niega, aunque en su herencia cinematográfica han intervenido asimismo otros autores consagrados. De modo que, frente a lo que creyeron sus profesores, se trataba de un magnífico alumno con visión propia, cuyo siguiente trabajo es siempre esperado con anhelo.