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Una suave ametralladora

Elsa Fernández-Santos

Una vez más, el éxito de Luz Casal en Francia fue rotundo. Con la sala más llena que ninguna noche anterior, y ante un público entregado que coreaba y pedía más y más canciones, la cantante demostró su instinto en el escenario, su capacidad para pasar del bolero al rock, de la canción más melódica a la, en sus palabras, "pura ametralladora". Arropada por unos músicos "que pueden con todo; si destacas, que sea sobre los mejores", la cantante cerró en la madrugada del martes la presencia de artistas españoles en el Midem de Cannes.

Luz Casal (que ya participó hace 11 años en esta feria musical) actuó dentro de lo que se llamó Spanish Velvet Night, cantó en francés, repasó algunos de sus temas más conocidos y presentó algunos de los nuevos.

La que fuera una de las rockeras españolas más populares de los ochenta, logró entrar (y arrasar) en el mercado francés gracias al bolero de Agustín Lara Piensa en mí y a la canción Un año de amor, de la italiana Mina. Ambas canciones, incluidas en la banda sonora de la película de Pedro Almodóvar Tacones lejanos, fueron insistentemente requeridas por un público que se sabía al pie de la letra sus canciones y que no dudó en calificar a Luz (que ayer viajó a París para promocionar su nuevo disco, Con otra mirada) como "uno de nuestros mitos".

Luz Casal cerraba un concierto que reunió sobre el mismo escenario a los madrileños Wagon Cookin (los hermanos Javier y Luis Garayalde, que acaban de sacar el disco Appetizers, mostraron los sonidos de su nutjazz) y los donostiarras La Buena Vida, cuyo pop melódico se podría inspirar en Gainsbourg , Bacharach o Astrud Gilberto.

"Es muy raro actuar ante extranjeros, con gente que no se sabe tus letras y no conoce tu idioma. Nos lo habían advertido, pero eso no nos ha presionado, nos interesaba esta experiencia", afirmó Irantzu Valencia, voz de La Buena Vida. "Es todo un poco frío, pero es una manera de introducirte en otros países".

El último español que pasó por alguna de las salas del Midem (el festival Arezzo Wave de la Toscana también presentaba esa noche en Cannes a sus grupos y el Club de Jazz de Suiza dio una muestra de sus sonidos) fue el barcelonés Sideral. Dentro de lo que se denominó Electronic Lounge, y ya de madrugada, Aleix Vergés (Sideral) unió los ritmos de Luciano, Dimitri from Paris y TTC.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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