Medio centenar de personas asiste al funeral del capitán de la gabarra hundida en Algeciras
La autopsia certifica que el marino murió por hipotermia tras caer al mar
Alrededor de medio centenar de personas soportó un fuerte aguacero a las puertas del tanatorio algecireño para asistir, a las 17.00 de ayer, al funeral de Miguel Roig, el capitán de la gabarra Spabunker IV que murió en el hundimiento del barco en la madrugada del pasado martes. A la ceremonia asistieron los otros dos tripulantes del buque, Mohamed Otmani y José Pérez Casado, el Ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, los miembros de la Corporación municipal algecireña, las autoridades marítimas de la ciudad y compañeros y familiares de la víctima.
El cuerpo del fallecido fue trasladado al cementerio algecireño de Botafuegos para ser incinerado. Ni Mohamed Otmani, maquinista de la barcaza, ni su compañero de tripulación durante el naufragio, tuvieron fuerzas para hablar sobre lo ocurrido tras el funeral.
El maquinista tendrá que prestar declaración en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Algeciras, que se encarga de instruir el caso. Su comparecencia estaba prevista para la mañana de ayer, pero quedó suspendida porque no habían concluido aún las diligencias instruidas por la Guardia Civil tras el hundimiento.
Miguel Roig, de 50 años de edad murió a causa de la hipotermia sufrida al caer al mar tras el hundimiento del buque. Ésta es la conclusión de la autopsia practicada al cadáver en la mañana de ayer.
José Villaverde, inspector técnico de Ciresa, la empresa propietaria de la gabarra siniestrada y compañero del fallecido, se desplazó hasta el puerto de Algeciras para identificar el cadáver del capitán tras ser hallado por la Guardia Civil. "Nunca creí que Miguel había muerto. Cuando me dijeron que la gabarra se había hundido no pensé en ello, porque era un experto debido a sus más de veinte años de servicio", comentó Villaverde. El responsable de Ciresa añadió: "Yo siempre le daba a Miguel la responsabilidad de los barcos porque era una persona que sabía que no iba a fallar, pero el temporal y un golpe de mar se lo ha llevado cuando sólo le quedaba un año para jubilarse", manifestó su compañero.
Tras la incineración del cuerpo del capitán del Spabunker IV, sus cenizas fueron trasladadas hasta su ciudad natal, la localidad cántabra, San Vicente de la Barquera.
El vehículo en el que los restos del capitán abandonaron la ciudad de Algeciras, fue escoltado hasta los límites del término municipal por agentes de la Policía Local.
Los trabajadores de la empresa Ciresa dudaron ayer de la versión sobre la muerte de Miguel Roig por hipotermia. Según Europa Press, los empleados creen que el capitán murió ahogado. Los compañeros de Roig manifestaron que "un capitán salva primero a su tripulación y después al barco", por lo que apostaron por que la muerte le sobrevino cuando se encontraba en el interior de la embarcación.
Por su parte, el sindicato CC OO pidió a través de un comunicado que se abran las investigaciones que sean precisas para esclarecer las causas del accidente y acusó a la Administración de permitir que prevalezcan "intereses económicos" sobre aspectos de seguridad en el trabajo al establecer unas tripulaciones mínimas insuficientes en los barcos.
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