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El número de mujeres jóvenes con titulación universitaria dobla al de hombres en Barcelona

La población femenina sufre más precariedad laboral pese a su mayor nivel de formación

El 27% de las mujeres jóvenes de Barcelona poseen estudios universitarios, un porcentaje que casi duplica al de los hombres (15%) pertenecientes a la misma generación, de entre 18 y 29 años. Pero a pesar de su mayor bagaje educativo, las mujeres tienen menos oportunidades que los hombres para acceder al mundo laboral y cuando lo consiguen lo hacen en condiciones mucho más precarias que ellos. El mundo laboral es uno de los ámbitos donde la discriminación de las mujeres respecto a los hombres es más acusada, según un informe presentado ayer.

El informe, titulado Condiciones de vida de las mujeres en Barcelona, ha sido elaborado por el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos por encargo del Ayuntamiento. Esta radiografía del colectivo femenino de la ciudad, que se realizará periódicamente, será una de las herramientas que utilizará el nuevo Observatorio de las Mujeres, que fue presentado ayer por la quinta teniente de alcalde de Bienestar Social, Núria Carrera, y cuyo objetivo es detectar las necesidades y situaciones de discriminación que sufre este colectivo y encaminar las políticas municipales a corregir las desigualdades detectadas. Así, la concejal de la Mujer, Lourdes Muñoz, ya avanzó que a la vista de los resultados del estudio, el Ayuntamiento se ha propuesto firmar protocolos con las empresas de la ciudad para favorecer el acceso laboral de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres. El Ayuntamiento hará público este proyecto próximamente.

El informe, que analiza la evolución de la situación de las mujeres a lo largo del periodo de 1995 a 2000, revela que en estos cinco años la presencia femenina en las universidades ha aumentado espectacularmente, un 60%. La feminización de la mayoría de las facultades ha facilitado el acceso de las mujeres al mundo del trabajo, pero la mayor formación que éstas han adquirido no se ha reflejado, en la práctica, en unas condiciones laborales mejores en ninguna de las franjas de edad estudiadas. Así, según recoge el informe, sólo un 26% de las mujeres ocupan puestos de trabajo con categorías laborales altas, frente al 35,1% de los hombres. El trabajo revela también que la estabilidad laboral es todavía un objetivo por conquistar para las mujeres (el 80% de ellos goza de contrato laboral estable, mientras que el porcentaje no llega al 67% en el caso de las mujeres) y que las tasas de paro son superiores entre el colectivo femenino, especialmente entre las mujeres más jóvenes. La discriminación es también evidente cuando se analizan los ingresos de uno y otro sexo: las mujeres ocupadas cobran un 28,5% menos que los hombres. Sin embargo, y como aspecto positivo, el trabajo pone de manifiesto que ha disminuido el porcentaje de mujeres que no tienen ingresos mensuales regulares. En 1999, el 28% de las barcelonesas se encontraban en una situación de dependencia económica (estudiantes, mujeres en paro, jubiladas o amas de casa).

Junto al mundo laboral, el entorno doméstico es otro de los ámbitos donde la discriminación de las mujeres es más acusada. El informe detecta una "lenta tendencia hacia la corresponsabilización del trabajo doméstico" entre hombres y mujeres. Sin embargo, ellas siguen asumiendo mayoritariamente este trabajo y a menudo deben sumarlo a la jornada laboral fuera de casa. En el 70% de los hogares de Barcelona, la mujer se ocupa de las tareas domésticas, mientras el hombre sólo participa en las decisiones de tipo económico. En hogares de un estatus social alto, la mujer se dedica menos al trabajo doméstico, "pero no por el incremento de la responsabilidad masculina, sino por la incorporación de ayuda externa", señala el estudio.

Nuevos vínculos de relación

Pero no todos los datos que arroja el trabajo son negativos. La coordinadora del informe, Elena Cintes, destacó la progresiva apertura de los vínculos de relaciones de las mujeres: las formas de relación primaria -limitadas a la familia y vecinos- se han complementado cada vez más con las relaciones vinculadas a la amistad y a la actividad fuera del hogar. La mitad de las mujeres de Barcelona están afiliadas a algun tipo de asociación, lo que indica una mayor participación femenina en la sociedad.

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