"El principal problema de los artistas es sobrevivir"
Andrés Nagel (San Sebastián, 1947) dice que no tiene "intenciones misioneras", pero sus reflexiones y su obra muestran un empeño constante por insertar el arte en la cotidianeidad. Hace años diseñó una vajilla y la carta de un restaurante donostiarra. Ahora sorprende con el libro de artista 4 medios platos y 2 medios postres, obra conjunta con el cocinero Juan Mari Arzak.
Pregunta. Buena parte de su obra está ligada al día a día. ¿Es un empeño por hacer del arte algo cotidiano?
Respuesta. Yo no tengo intenciones misioneras de ningún tipo. Pero sí entiendo que el arte tiene que disfrutarse. La gente dice: "¡Qué bonito es ese cuadro para un museo!" Y no es eso, es atractivo para tenerlo cerca.
P. ¿Existe gran distancia entre el arte y la sociedad?
R. La sociedad lo margina porque lo ve como algo elitista. Hay muchos que dicen: "Éste es un pardillo que tiene la cabeza llena de grillos y hace cosas estrafalarias". Y resulta que pasan 50 años y esas cosas estrafalarias están en los calendarios de todas las cocinas. El problema es que ahora hay un gran esnobismo, con un conocimiento muy de barniz y la gente no hace el menor esfuerzo por comprender lo que no le entra directamente.
P. ¿Tiene que ver en eso la forma en la que se presenta?
R. Creo que el público que quiere verlo lo tiene muy cercano. Pero la gente cree que ir a un museo es como pasar una asignatura de bachillerato. Y no. Tú vas a un museo para ver si un cuadro te produce una descarga.
P. Usted hace relieves, cuadros, esculturas... ¿Profesionalmente es lo que le produce esa descarga?
R. Cambiar de disciplina te obliga a plantearte las cosas desde otro punto de vista. Y esa ruptura de rutina te da energía.
P. ¿Se siente cercano a alguna corriente?
R. No. Lo que sí quiero creer es que hago algo en un lugar y en un momento determinado. El clima, el ritmo de un país..., todo influye. Dicen que en el norte de Europa hay muy poca luz y precisamente creo que es la pintura más colorista.
P. Cuando dicen que la suya es irónica y rompedora, ¿qué contesta?
R. Esas catalogaciones son una simpleza.
P. ¿Cuánto hay de reflexión y cuánto de intuitivo en su obra?
R. Éste es un oficio inteligente, aunque pueda parecer petulante. El planteamiento de cualquier obra es cerebral y sólo la resolución es intuitiva. En arte se tratan temas muy serios, pero no como si fueran un mitin. Y yo siempre he tratado temas controvertidos en casi todos mis cuadros. Mis obras nunca han sido asépticas. Entiendo que un cuadro puede ser lo que sea, pero que lo que no puede nunca es dejarte indiferente.
P. ¿Alguna vez se ha autocensurado?
R. No. Lo que hay es una censura real hacia mil cosas, hacia todo lo que no está conforme con lo que un gobierno pretende, y eso afecta al artista. Quiz no suponga que te descuelguen un cuadro, pero sí pueden tomar represalias.
P. ¿Le ha ocurrido?
R. No me interesa hablar de eso.
P. ¿Que preocupa hoy al colectivo de artistas?
R. Es impresentable que el Gobierno quiera presentar un proyecto de ley limitando los derechos de autor de los artistas, que dé libertad al pirateo de la imagen. Nosotros no vivimos del aire. Al margen de esto, nuestro problema es sobrevivir, porque éste es un oficio que produce objetos que no necesita nadie.
P. ¿Nunca ha pensado en retomar la arquitectura?
R.Creo que fue un acierto no ejercerla. Hoy, además, es una profesión muy compleja.
PERFIL
Andrés Nagel se licenció en arquitectura en 1972, pero nunca ha ejercido esta profesión. Su vocación artística le llevó por otros derroteros. En 1968, presentó su primera exposición en San Sebastián y desde entonces ha expuesto ininterrumpidamente en galerías, museos y ferias de todo el mundo. Su obra, que abarca las disciplinas más variadas -pintura, dibujo, relieve, escultura, fotografía...- es inclasificable y marcadamente personal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.