Almodóvar, favorito en los Globos, declara en Los Ángeles que sólo pretende divertirse

Pedro Almodóvar viene a Los Ángeles "a divertirse", a disfrutar de lo que el actor Jack Nicholson describió un día como la mejor fiesta de Hollywood. Una noche de parranda donde las grandes estrellas del mundo del cine se olvidan por un rato de las presiones, rigurosas dietas y molestos paparazzi. Una velada donde se come y se bebe, "sobre todo se bebe", según el director español, pero donde también se ganan premios. Es la noche de la entrega de los Globos de Oro, que se celebró esta madrugada: la ceremonia que marca el inicio de la temporada de los Oscars.

"Un español en Los Ángeles siempre es un poco más tonto", confesó el director español a Efe, a su nuevo paso por esta ciudad, aún recuperándose del descoloque que supone tanto viaje. Su último éxito, Hable con ella, era la principal favorita, según los críticos y los profesionales del rumor cinematográfico, a ganar anoche, tras el cierre de esta edición, el Globo a la mejor película extranjera. Ha sido tan buena la recepción que el filme ha recibido en Estados Unidos -más diversos premios de la crítica especializada, tanto en Nueva York como en Los Ángeles-, que se habla de que la cinta competirá en la categoría de mejor película o mejor director en los Oscars.

"Ha sido algo insólito. Algo histórico, porque no se lo suelen dar a un extranjero", señaló Almodóvar sobre el premio de los críticos de Los Ángeles como mejor director, pasando por encima de gigantes de Hollywood como Steven Spielberg o Martin Scorsese. El director recordó que algo similar sucedió hace tres años cuando también ganó un Globo -y luego un Oscar- con Todo sobre mi madre. Aunque la repetición se vive de un modo distinto, añadió el cineasta, "la emoción es mayor, al igual que la intriga y el suspenso, porque estas cosas nunca se repiten".

Ciertamente ayer había suspense en torno a los Globos. Lo que es sin duda una gran fiesta es además un evento que paradójicamente cada año adquiere más importancia. Más allá del prestigio que el premio conlleva, ganar un Globo significa algo más importante en Hollywood: ponerse a la cabeza en la carrera por los Oscars.

Los Globos son concedidos por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, una amalgama de más de noventa periodistas destacados en Los Ángeles, y para influenciar tanto a los que votan por los Globos como por los Oscars -en este caso, los miembros de la Academia Cinematográfica-, los estudios gastan millones de dólares en anuncios a página entera en los periódicos de Nueva York y Los Ángeles, lo mismo que en las publicaciones especializadas como Variety y Hollywood Reporter.

Promoción

Al mismo tiempo se desarrolla toda una campaña de promoción y giras en las que bien el director o las estrellas de la película asisten a festivales, dan entrevistas a la prensa y aparecen en cuanto evento sea necesario para elevar el perfil del filme. Igualmente, se reparten cientos, si no es que miles, de vídeos y DVD con la copia de la película.

Pero hay una línea que no se puede cruzar. Es un pecado que se castiga sin misericordia que el público se dé cuenta de que se está haciendo campaña para ganar un Globo o un Oscar. Hace unos años, la actriz Sharon Stone quedó en ridículo cuando se descubrió que, como parte de la campaña para influir a los votantes de los Globos, había enviado a cada miembro un reloj de pulsera de 295 dólares. Su nominación por La musa quedó en el olvido. Aunque nadie lo ha podido probar, se habla de que una de las razones por las cuales el filme Moulin Rouge no ganó un Oscar el año pasado fue el exceso de publicidad. En el caso del filme de Almodóvar, no hay anuncios de página entera, pero desde el mes de diciembre se viene publicando diaramente, tanto en el New York Times como en Los Angeles Times, un cuarto de página elogiando la película.

Hable con ella competía anoche con la cinta mexicana El crimen del padre Amaro, la china Hero, la brasileña City of God, la alemana No where in Africa y la francesa Balzac y la joven costurera china. De ganar el Globo, Almodóvar no estará en la carrera por un Oscar, al menos en la categoría de mejor película extranjera, ya que Hable con ella no fue nominada como representante de España ante el comité de los Oscars (la nominada fue Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa), por lo que no puede competir en tal categoría. "Ellos lo decidieron así y es pronto para evaluar si se han equivocado o no", señaló Almodóvar.

"Yo soy un intruso en estos premios", comentó con dosis de humildad Almodóvar, preparándose para asistir a la ceremonia de los Globos en el lujoso hotel Beverly Hilton de Beverly Hills, que fue re transmitida en la televisión estadounidense por la cadena NBC. "Aunque les guste reconocer a un compañero de fuera, no va a ser malo si no salgo candidato" a un Oscar, añadió.

Lo de que es la mejor fiesta no es broma, al menos para Almodóvar. Después del evento oficial, el director tenía al menos dos ofertas para asistir a monumentales juergas ofrecidas por Amy Pascal, de los estudios Sony, y Mike Medavoy, de los estudios Phoenix. "Al no vivir aquí, a lo que vengo es a divertirme. Miro quién ha venido, las operaciones de cada una, el modelo que llevan...", confesó Almodóvar.