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El castillo de Alaquàs y la justicia histórica

El castillo de Alaquàs es, sin lugar a dudas, el mejor edificio civil de la comarca de l'Horta Sud, monumento que casualmente sólo tiene tres torres porque una de ellas fue derribada el siglo pasado ante la amenaza que denunciaban los vecinos que tenían adosadas sus casas al histórico edificio.

Hoy por hoy, el castillo de Alaquàs se ha vuelto a convertir en el centro del pueblo. El alcalde Jorge Alarte ha puesto mucho empeño, y parece ser que ha sido bien asesorado, para conseguir que se produzca rápidamente la expropiación del edificio. El propio Consell de la Generalitat ha autorizado la ocupación urgente, decisión que se haya recurrida por la familia propietaria. Hay que añadir también que en los últimos años el magnifíco claustro del castillo había sido utilizado para realizar las comidas o cenas de bodas de famosas y conocidas familias de toda el área metropolitana y de la capital en particular, actividad que parece ser no contaba con los pertinentes permisos municipales.

Pero dejando a un lado principios tan importantes para nuestro marco constitucional, como el derecho a la propiedad privada, no deja de ser menos importante hacer unas valoraciones de tipo digamos históricas.

En la Edad Media los castillos eran los núcleos, los centros neurálgicos de una población y de toda su área de influencia. En ellos se refugiaban en caso de peligro. Por supuesto, y no es una postura de radicalismo histórico, dichos edificios habían sido levantados con el esfuerzo físico y económico de todos los vasallos del señor feudal. Y nada me sugiere que en el caso del castillo de Alaquàs el proceso fuera distinto.

También es cierto que la actual familia propietaria debe de haber invertido una cantidad de dinero para el mantenimiento del edificio. Tampoco es menos cierto que en determinados momentos ha servido para almacén de productos agrícolas, fábrica de telares y muchas otras actividades. Afirmar que el continente del castillo no sólo ha sufrido el paso del tiempo sino que también ha visto cómo se expoliaba parte de su patrimonio, es algo fácilmente constatable.

De hecho, en el primer cuarto del siglo pasado, Lo Rat Penat ya inició una campaña para conseguir que este monumento nacional dejara de ser de propiedad privada. Por tanto, respetando todos los derechos que establezca el órgano correspondiente, era una necesidad histórica conseguir que, definitivamente, el castillo de Alaquàs pasase a ser de propiedad pública, en este caso municipal, aunque no hay que olvidar que en otros edificios similares ha sido la propia Generalitat -gobernada por el Partido Popular- la que se ha encargado de la compra.

Hacer justicia histórica pasa por conseguir que el pueblo, así como suena, que fue quien realmente construyó este edificio, pueda volver a disfrutarlo, pueda volver a entrar sin tener que conseguir el permiso y la autorización de los señores propietarios. Revertir esta castillo en sus auténticos propietarios morales es una forma de conseguir que la Edad Media y el sistema feudal forme parte definitivamente del pasado. Los propietarios que cobren el dinero que justamente les corresponda pero que el edificio lo podamos disfrutar y ocupar libremente todos los habitantes de Alaquàs y de la comarca de l'Horta Sud, así como todas las personas que tengan a bien acercarse hasta sus puertas.

Ojalá que la justicia del siglo XXI permita recuperar algo más que un edificio.

Vicent Boscà es presidente del Institut d'Estudis Comarcals de l'Horta Sud. (vbosca@inicia.es)

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