De Johanesburgo a Robledo de Chavela
El autor analiza la Agenda 21 Escolar, que se desarrolla desde octubre de 2002 en los pueblos de la sierra oeste de la región
"Al comienzo de la cumbre, los niños del mundo, hablando con voz simple y clara, nos han dicho que el futuro les pertenece a ellos y, en consecuencia, nos han desafiado a todos nosotros a que velemos por que, merced a nuestros actos, ellos puedan heredar un mundo libre de la indignidad y la indecencia causadas por la pobreza, la degradación ambiental y las pautas de desarrollo insostenible". Así reza el punto tercero de la Declaración de Johanesburgo sobre el Desarrollo Sostenible aprobada el 4 de septiembre del 2002 por el plenario de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible.
Fue el 2 de septiembre cuando hablaron cinco niños ante el plenario. Se trataba de un momento de especial significado dentro de la cumbre. Durante todo el día los jefes de Estado y de Gobierno pronunciaban sus discursos. Abrió la sesión el presidente de Suráfrica Thabo Mbeki, seguido de Kofi Annan, el secretario general de la ONU, y Han Seung-soo, presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas. Después los niños se dirigieron a los líderes. Eran dos chicos surafricanos y tres representantes de la Conferencia Internacional de Niños sobre Medio Ambiente celebrada en Canadá. Según los chavales, "los adultos están demasiado interesados por el dinero y la riqueza y no se dan cuenta de los problemas que afectan al planeta". Los niños pidieron a los líderes que se olvidaran de las palabras y pasaran a la acción.
Esa inquietud por pasar a la acción constituyó el eje central de la cumbre de Río en 1992. Y a ello se trató de dar respuesta con el documento más importante que se aprobó: la Agenda 21 (a veces también conocida como Programa 21). La Agenda 21 constituye un auténtico Plan de Acción mundial hacia el Desarrollo Sostenible para nuestro siglo. Desde entonces, las demandas y los impulsos de acción hacia la sostenibilidad en todos los órdenes (sociales, empresariales, culturales...), en todos los niveles políticos (local, regional, estatal, global...) han encontrado en la Agenda 21 el espíritu y la filosofía de la que nutrirse, y la coherencia estratégica con la que vincularse. En el ámbito de la comunidades locales esta vinculación es de tal importancia que ha dado lugar a las Agendas 21 Locales como proyectos con carta de naturaleza en sí misma. No podía ser de otro modo, puesto que la acción sólo es posible desde el protagonismo de estas comunidades. Así se viene expresando con el lema de Río, "Piensa globalmente, actúa localmente", o con el de Johanesburgo "La acción local mueve el mundo".
La Consejería de Medio Ambiente, en colaboración con Obra Social Caja Madrid, tenía una especial precupación por profundizar la vinculación de los contenidos habituales de educación ambiental (flora, fauna, biodiversidad, paisaje, agua, energía, residuos, usos de producción y de consumo, movilidad...) con el propio entorno en el que viven y actúan los escolares, con la idea misma de acción, y con el patrimonio cultural de las generaciones precedentes. Era casi un destino, que acabáramos llamando Agenda 21 Escolar a la actividad que, inspirada en esos principios, comenzó en octubre de 2002 en los pueblos de la sierra oeste de la Comunidad.
Desde esa fecha, y a lo largo del presente curso los escolares de 6º de primaria de los colegios públicos de Robledo de Chavela, Chapinería, Villamanta, Fresnedillas de la Oliva, Aldea del Fresno, San Martín de Valdeiglesias, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Navas del Rey y Villa del Prado están acercándose a los grandes desafíos ambientales del planeta, pero concretados en su propia comunidad. Sabrán, por ejemplo, que los problemas de agua de los que se habló en Johanesburgo dependen también de los compromisos que entre todos, hagan al respecto en su pueblo, y del uso particular que los mismos escolares hagan del agua en su casa. Así, de la misma manera se acercarán a los problemas de los residuos visitando sus propios vertederos, a las amenazas hacia diversidad natural recorriendo e interpretando sus encinares y sus vegas; sabrán de los impactos y ventajas de las energías acudiendo a las plantas eléctricas y solares de su zona, conociendo los consumos de sus comunidades, reconociendo las medidas que en su propia mano tienen para contribuir a paliar el cambio climático.
Pero en todo este planteamiento había un componente que nos parecía de una enorme importancia: la herencia cultural, el saber hacer tradicional de nuestras gentes de las aldeas, que de una manera natural han sabido vivir en compañía de su medio natural, cuidándolo y respetándolo, como algo propio e irrepetible, del que dependían su propia vida y la de sus hijos y la de sus nietos. A lo largo de los siglos ese sentido del equilibrio entre hombre y biosfera ha generado en los más remotos rincones del mundo formas de vida y economía inteligentes y duraderas. Sin embargo, hoy ese sentido del equilibrio, esa visión a largo plazo, se echa de menos en todas partes.
La obra de Miguel Delibes, El disputado voto del señor Cayo, expresa este desasosiego. Al final de la novela, una vez culminado el milagro del imprevisible y fecundo encuentro entre el humilde protagonista, señor Cayo, y aquellos tres políticos embriagados de proselitismo electoral, se produce la siguiente escena entre estos tres últimos: "¿Sabes que te digo?-, dijo Víctor, de pronto, y su voz se iba caldeando a medida que hablaba-: Que nosotros, los listillos de la ciudad, hemos apeado a estos tíos del burro con el pretexto de que era un anacronismo y... y los hemos dejado a pie. Y ¿qué va a ocurrir aquí, Laly, me lo puedes decir, el día en que en todo este podrido mundo no quede un solo tío que sepa para qué sirve la flor del saúco?". "Hemos ido a redimir al redentor", dijo el mismo el personaje.
Los niños en la Agenda 21 Escolar ya están realizando sus actividades de la mano de los abuelos y mayores de sus pueblos, aquellos que guardan el conocimiento de cómo se ha venido haciendo para vivir y beneficiarse del campo, sin degradar la riqueza natural, aquellos que guardan un sentido y una experiencia de la mesura y la economía en los aprovechamientos de montes, de prados, de cultivos, de ríos... Aquellos mayores que conocen cómo se llaman cada uno de ellos, y para qué sirve la flor del saúco, y que sueñan con que su "herencia quede siempre en flor".
Un término de apariencia tecnocrática como Agenda 21 se ha convertido para millones de personas en el símbolo del compromiso activo por "un mundo libre de la indignidad y la indecencia causadas por la pobreza, la degradación ambiental y las pautas de desarrollo insostenible".
Antonio Lucio es director general de Promoción y Disciplina Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente.
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