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ACOSO A SADAM

Bush dice que su paciencia "se está acabando" y quiere limitar el plazo de los inspectores

El Gobierno de Washington reacciona con cautela al hallazgo de las ojivas iraquíes

Enric González

El presidente George W. Bush está dispuesto a dejar trabajar a los inspectores de la ONU, pero no por mucho más tiempo. Ayer insistió en que "la paciencia de Estados Unidos" estaba acabándose, e hizo saber al jefe de los expertos, Hans Blix, que no debía confiar en seguir trabajando en Irak toda la primavera. La Casa Blanca quiere acelerar las cosas y sigue considerando que la comparecencia de Blix ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el próximo día 27, será "un momento crucial", aunque no suponga de forma automática el inicio de una guerra.

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La reacción estadounidense al hallazgo en Irak de cabezas de misil para el uso de armas químicas fue inicialmente cauta. "Es interesante", comentó el embajador de Estados Unidos ante la ONU, John Negroponte. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, dijo por su parte que sólo habría una reacción formal cuando los inspectores evaluaran la importancia del material descubierto. El hallazgo reforzó, sin embargo, las posiciones de la diplomacia de Washington, que trabaja ya en la preparación de los trámites finales para el inicio de la invasión de Irak.

Washington y varios de sus principales aliados, como los países europeos y Turquía, no han logrado ponerse de acuerdo aún sobre si es necesaria una nueva resolución de la ONU antes de lanzar un ataque. La resolución 1.441 sólo establecía que debía realizarse un debate profundo en el Consejo de Seguridad antes de tomar represalias bélicas contra Irak por incumplir la orden internacional de desarmarse.

"No nos cerramos en banda y si una nueva resolución es posible y facilita las cosas, la negociaremos; si alguien amenaza con un veto poco razonable, prescindiremos de ese trámite", dijo ayer un alto cargo del Departamento de Estado.

Lo que Estados Unidos no acepta de ningún modo es que los inspectores utilicen resoluciones antiguas, como la 1.284, de 1999, para organizar su calendario de trabajo. Hans Blix anunció unos días atrás que, ateniéndose a los términos de la resolución 1.284, pensaba presentar un nuevo informe ante el Consejo de Seguridad a finales de marzo.

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Amenaza para el mundo

Para George W. Bush, esos plazos resultan demasiado dilatados. "No contamos con descubrir una prueba flagrante de la amenaza que representa Irak para el mundo", explicó el alto diplomático estadounidense. "Finalmente, habrá que decidir sobre la guerra basándonos esencialmente en una pregunta: ¿coopera activamente el Gobierno iraquí con los inspectores? La respuesta es negativa", siguió, "y eso quedará muy claro el día 27, cuando Blix ofrezca su informe a los miembros del Consejo de Seguridad".

La asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, se reunió el martes con Blix en Nueva York para transmitirle un mensaje de George W. Bush: más valía que se olvidara del informe de marzo. Washington teme que los inspectores creen una inercia que acabe reproduciendo los casi ocho años, entre 1991 y 1998, en que permanecieron en territorio iraquí, y que Sadam Husein siga en el poder. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, declaró el miércoles que los inspectores no podrían encontrar nada significativo "sin la cooperación iraquí, que no existe".

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