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Entrevista:SERGIO FERRI | Voluntario de más de edad

"Nunca me han dicho que esté muy mayor para acompañar ancianos"

Es el voluntario de más edad de la Comunidad Valenciana dedicado al cuidado y el servicio de personas mayores. Tiene 75 años, más que muchos de los que reciben su ayuda en asilos y domicilios de Elche. Sergio se niega a dar sus apellidos: "Porque pondrás en el artículo el primero y te olvidarás de mi madre. Sergio, y así no ofendemos a mis antepasados". Este hombre se sienta detrás de la mesa de la oficina del voluntario de la Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Elche (Baix Vinalopó) y, tal como si estuviera en su tienda de textiles, que abrió hace 20 años en la ciudad cuando dejó su Alcoi natal, comienza a hablar. Junta las manos y con su castellano impregnado de un fuerte acento valenciano se expresa sin grandes aspavientos.

"El principal problema de las personas es la soledad, en ancianos y marginados sociales"

Este voluntario, ya incluido en el grupo de la Tercera Edad, es un fijo entre los acompañantes de ancianos del asilo. Un voluntario con una experiencia de 15 años de trabajos en la Concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Elche, que ayuda a compañeros de su quinta.

Sergio comenzó pronto como voluntario: "Primero en la clandestinidad, en la lucha por libertad y la democracia, luego fui enlace sindical". Inició su formación y experiencia como voluntario en Cruz Roja y forma parte del grupo de los 30 voluntarios más activos de que dispone la concejalía ilicitana, de un registro total de unos 130. Estos trabajadores altruistas son destinados a tareas sociales, fundamentalmente a la atención de la personas mayores. En Elche, casi 400 personas reciben ayuda en su domicilio. A otras tantas viviendas de personas necesitadas acuden voluntarios como Sergio.

"El principal problema es la soledad", explica este voluntario veterano. Lo mismo da que se trate de personas mayores que de personas con problemas de integración social. "Hay gente con problemas, que ha perdido su familia; los hay toxicómanos, y los hay mayores: todos están solos y necesitan ayuda para lo más sencillo", añade.

Sergio narra la alegría del rostro de muchas de las mujeres a las que acompaña al mercado, al super o a dar un simple paseo. El voluntario da algo que nunca se agota: la "esperanza", apunta.

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Este volutario participa en los asilos ofreciendo talleres de manualidades dos días a la semana. Con algunas personas habla "de fútbol o de la tele", explica. "Con otros es más duro, más difícil. Tengo un enfermo que ya está perdido, que no habla, que mira la televisión sin decir nada. Estoy con él viendo la tele, le hago preguntas y me responde a duras penas, pero bueno, hay que estar con él", comenta.

Este voluntario se enfrenta a personas con problemas que son más jóvenes, físicamente, que él. Sin embargo, reconoce: "Nunca me han dicho que esté muy mayor para acompañar ancianos. El último caso que se me ha dado tiene 67 años, y yo 75. Y he tenido que decirle que yo soy mayor que él, pero que tengo 70; le he tenido que mentir", explica. "Casi siempre he trabajado con ancianos, gente que se encuentra sola. Ahora que tengo la edad que tengo, mi trabajo también puede servir de ejemplo para gente que tiene, no mi edad, sino menos, y que puede aportar muchas cosas a los demás".

Los jóvenes son los que más participan del trabajo del voluntariado, según Sergio. Los registros de la concejalía confirman que los colaboradores de los programas de ayuda son más jóvenes que él, pero de entre 50 y 60 años, y principalmente mujeres.

La función del voluntario no es una tarea que se haya convertido en necesaria con los nuevos tiempos. Este ilicitano de adopción está convencido de que la sociedad no es más injusta que hace 50 años y que las personas, en todas las épocas, han necesitado ayuda en algún momento de la vida. Antes, la familia y los vecinos hacían esta labor. Ahora las estructuras han cambiado y es necesario otros mecanismos, pero el modelo es el mismo, explica Sergio. "Por muy justa que sea una sociedad o un gobierno no tiene poder suficiente para cubrirlo todo. Este gobierno ni el otro pueden hacer frente a todos los problemas. Siempre hay flecos que alguien debe cumplir, y ahí estamos los voluntarios. Como ocurre en Galicia", clarifica.

Para Sergio, ser voluntario no es hacer el bien como una mera pose ética. Más bien consiste en un ejercicio de honestidad personal. En el carácter de voluntario hay mucho de satisfacción, tal vez egoísta. Para él lo importante es ser consecuente: "Soy socialista, pero no ayudo a un partido, ayudo a personas; e intento hacer que mi vida sea socialista. Y entiendo el socialismo como solidaridad, tolerancia y concordia".

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