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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Que me mato, señor Berlusconi

Francesco Nuti ha amenazado con matarse. Quizá ustedes no sepan quién es este hombre: puedo contarles que le conocí en 1985, cuando presentó en el Festival de San Sebastián su ópera prima Casablanca, Casablanca. Era una comedia de enredo y aventuras románticas con un humor bastante ácido y, desde luego, más inteligente que cuantas películas italianas habíamos visto en nuestro peregrinar por las productoras oficiales de Roma en busca de algo bueno para la programación del festival de ese año. Descubrimos esta película mientras nos refrescábamos en un cine de verano una de esas irrespirables noches del ferragosto romano. Es decir, que en un inesperado cine de barrio nos topamos con la película que estábamos buscando... La anécdota tiene su gracia ya que con ella Francesco Nuti resultó ganador del premio al mejor nuevo realizador, que ya entonces consistía en un sustancioso cheque.

El pulso de Francesco Nuti al omnímodo Berlusconi tiene algo de la simpática picaresca de los grandes maestros

Ahora se ha divulgado que aquel prometedor joven director está dispuesto a suicidarse. Incluso ha dado fecha, antes de un mes, si no consigue que el Gobierno de Silvio Berlusconi respete el acuerdo de subvención que el Gabinete anterior le había prometido. Sin ese dinero, dice, no podrá dirigir su película número 11. (Hay que remachar que Francesco Nuti es también un actor muy popular en Italia... aunque ¡ay! en pocos lugares más). No puedo garantizar el interés de su nuevo proyecto, por ahora frustrado, ya que desconozco las películas que Nuti ha realizado desde entonces, pero sí que el pulso que le está echando al omnímodo Berlusconi tiene algo de la simpática picaresca que en el cine italiano desplegaron los grandes maestros: Sordi, Totó, Mastroianni, De Sica, Gassman, Manfredi, Tognazzi...

¿Inmolarse por el cine? Recordarán ustedes que Tobey Maguire, el alumno de Michael Douglas en Jóvenes prodigiosos, se sabía de corrido la lista de las grandes estrellas suicidas de Hollywood, incluso las razones que cada cual había tenido. Sin embargo, en su memorión no aparecía ningún caso de suicidio a causa de no poder hacer una película más. Pensándolo un poco, lo de Francesco Nuti es bastante raro. Son más habituales los casos de quienes han pensado en quitarse de en medio precisamente por haber hecho una película, quiero decir una película sin éxito suficiente.

En el cine español se han dado varios casos de resultados decepcionantes en el último año, y ahora se ve a sus productores, casi todos neófitos y bienintencionados, sorprendiéndose de lo leoninas que son las nuevas normas del mercado. Al parecer, los distribuidores ya no arriesgan un duro, y ahora son los propios productores quienes deben pagar las copias, la publicidad, todo. Afirman que los bancos ya no conceden créditos sobre la futura subvención. En definitiva, que no hay voluntad política para apoyar al cine español, como ha declarado Fernando Colomo, al estrenar esta semana su película sobre Gerald Brenan. Por otro lado, el actor Carmelo Gómez ha reconocido "amargamente" que no encuentra trabajo en el cine: "No quiero poner adjetivos, pero es triste lo que está pasando". Montxo Armendáriz ha sido más explícito: "Las subvenciones ya no existen, eso es un engaño. En función de la rentabilidad que tenga el filme el ministerio revierte parte de las ganancias. Es como en cualquier otra industria".

Como se ve, la crisis del cine parece generalizada. ¿Es que se están reajustando los sistemas de producción y habrá que esperar a que vuelvan a encajar sus piezas? ¿O es que va a resultar cierto aquello de que la llegada del euro permitió lavar dinero negro en el cine? ¿O es, como dice Francesco Nuti de su caso, que sólo se trata de censura y que si apoyara públicamente la política de Berlusconi le darían el dinero que necesita? Nervios por todas partes, no digamos los de este amigo italiano. No te suicides, hombre. El cine durará más que Berlusconi y habrá nuevas oportunidades. Las películas sobreviven a sus censores. (Aunque no así las salas de cine: acaban de cerrar la única que había en Venecia, la ciudad donde se celebra el festival de cine más antiguo del mundo). Ánimo, Francesco. No pasa nada, hombre. Además, siempre nos quedará Casablanca, Casablanca.

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