Más allá de la ocupación
La destrucción de empleo joven y el aumento del paro femenino deterioran la situación del mercado laboral español
El aumento del número de ocupados no es suficiente para hablar de un mercado laboral sano. Eso al menos se desprende del último Euroíndice laboral Adecco, que constata el deterioro del español por cuarto trimestre consecutivo. La destrucción de empleo joven, el aumento de la tasa de paro femenino y una menor productividad explican ese deterioro, según este análisis.
La productividad ha retrocedido un 1,1%, porque la economía crece a un ritmo más lento que la creación de empleo
De los seis países analizados, España es el que más empleo joven destruye: 74.000 puestos, que suponen una caída del 4,3%
El funcionamiento del mercado laboral español sigue siendo bueno, pero está a punto de convertirse en regular, según el análisis trimestral del Euroíndice laboral Adecco, que elabora un equipo de investigación del IESE y cuyos últimos datos corresponden al tercer trimestre del año pasado. De los seis países analizados, sólo el Reino Unido y Portugal mantienen una situación prácticamente idéntica a la de hace un año, mientras que Alemania y España -con un índice de 73,4 sobre 100- han sufrido un retroceso medio y Francia e Italia casi un batacazo. "Para España 2002 puede considerarse un año perdido a efectos laborales", concluye el profesor José Ramón Pin, del IESE.
Buena parte de ese deterioro se explica por la evolución general de la economía, pero cada país presenta algunas peculiaridades. En el caso español, que ha visto retroceder su índice un 10% interanual y donde la economía crece aún por encima de la media europea, esas peculiaridades son negativas. Y eso a pesar de que la tasa de ocupación, que es el indicador más importante para medir la buena salud del mercado laboral, se ha incrementado de forma paulatina desde 1996 y para el periodo estudiado se situaba en el 48,1%.
España tiene problemas con otros factores que inciden en la buena marcha laboral. Pin destaca la dificultad para emplear a algunos colectivos, como las mujeres o los jóvenes que aún no han cumplido los 25 años, uno de los cuatro aspectos fundamentales que tiene en cuenta el Euroíndice. En el tercer trimestre de 2002 se destruyeron en España 74.000 empleos para jóvenes, lo que supone una caída del 4,3% y la mayor de los países analizados. La tasa de paro de los jóvenes aumentó en ese periodo tanto para el colectivo de entre 16 y 19 años -29,6% frente al 28,7% del trimestre anterior- como para los que tienen entre 20 y 24 años -20,1% frente al 19,7%-, según la Encuesta de Población Activa, y casi triplican la general que en ese tiempo estaba en el 11,4%. Para Pin esos porcentajes se explican en parte por razones demográficas, ya que aún están incorporándose al mundo del trabajo los jóvenes que nacieron a finales de los setenta, antes de que la natalidad empezara a descender en picado.
España fue además el país donde más aumentó la tasa de desempleo en el tercer trimestre del año pasado. Detrás de ese 11,4% de desempleados hay también un buen número de mujeres. El desempleo femenino que se situó en el 16,5% frente al 15% del año anterior, incluso aunque el número de mujeres que trabajan ha marcado un récord histórico al llegar a los 6,14 millones, subrayan los autores.
José Ramón Pin subraya que ambos problemas no son nuevos para el mercado laboral español, que contrasta en estos aspectos incluso con Portugal. La crisis tampoco ayuda a mejorar en este aspecto, ya que son colectivos más afectados por la temporalidad y es "lógico" que los contratos temporales sean los primeros despedidos cuando llegan los malos tiempos.
El análisis detecta un problema añadido que el experto del IESE considera especialmente grave. Se trata de la productividad que ha retrocedido un 1,1%, ya que la ocupación ha crecido más que el PIB.
"Debemos tener cuidado porque nuestro mercado laboral está empezando a dar síntomas de ineficiencia", subraya Pin, quien no es demasiado optimista para el futuro inmediato: "O la economía crece por encima del 3% [porcentaje previsto por el Gobierno en los Presupuestos para este año] o la situación empeorará".
Las cuatro patas del índice
Para elaborar el Euroíndice laboral Adecco, los investigadores del IESE se fijan en cuatro parámetros fundamentales, que, en su opinión, permiten evaluar la salud del mercado de trabajo en un país y compararla con la de otros mercados (por ahora se aplica a seis países europeos).
El primer factor, con un peso del 45% en el total del índice, es el nivel ocupación, que mide el porcentaje de ciudadanos en edad y disposición de trabajar que están ocupados. El segundo indicador, que la investigación denomina "apertura", mide la capacidad del mercado para emplear a los grupos de difícil inserción, como mujeres o jóvenes. El índice toma como referencia el paro femenina y la ocupación juvenil y les atribuye un 20% de valor.
La tercera variable a tener en cuenta, con idéntica ponderación a la anterior, es la adaptabilidad del mercado, que relaciona la temporalidad del mismo con el nivel de ocupación. Si la temporalidad se combina con una alta tasa de ocupación la situación laboral es buena, explica José Ramón Pin, profesor del IESE y coordinador del estudio de carácter trimestral.
Por último, el Euroíndice considera el rendimiento o productividad de la fuerza de trabajo, al que da un peso del 15%.
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