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Reportaje:AIRE LIBRE

Ruta al centro de las Villuercas

17 kilómetros entre dehesas y montaña en la comarca extremeña

El macizo montañoso de las Villuercas esconde entre sus trazas longilíneas una de las más valiosas áreas naturales de Extremadura. Sus viejas serratas, dispuestas en paralelo del noroeste al sureste, sorprenden por albergar espesuras boscosas de hoja caediza, poco habituales en los pagos de clima más mediterráneo. Mientras la encina y el alcornoque inundan cada ladera, mancha o raña, castañares y rebollares se hacen comunes en las umbrías de una serranía que dobla con facilidad el índice de lluvias de las comarcas más cercanas. Estas proverbiales humedades alimentan una telaraña de ríos y arroyos capaces de cobijar en sus riberas y cauces una de las más ricas comunidades zoológicas de la Península.

Aves migratorias

Los parajes villuercanos extienden sus bondades naturales por el sureste de la provincia de Cáceres, rodeados de comarcas palpitantes de biodiversidad como el Campo Arañuelo y los Ibores, por el norte; los grandes embalses de los ríos Guadiana y Zújar, por el sur, y la reserva natural del Cíjara, por el este. Todo un territorio de incalculable valor ecológico que con la venida del invierno se refuerza en uno de sus aspectos más importantes, el de lugar de acogida para miles de aves migratorias (grullas, torcaces, abubillas, milanos, estorninos), que eligen estos predios como refugio del frío. Entre la avifauna que se puede observar están la cigüeña negra, el buitre negro, las águilas real y perdicera, el buitre leonado y el halcón peregrino.

En cuanto a la ocupación humana, que viene de lejos, se cuentan numerosas pinturas rupestres en roquedos y abrigos de cuarcita, en Berzocana, como testimonio de los primeros pobladores. Los asentamientos permanentes más antiguos se muestran en varios castros celtas, como el del cerro de San Cristobal, en Cañamero. Guadalupe, alzada como capital de la comarca, alberga el real monasterio de Guadalupe (declarado patrimonio de la humanidad), un importante centro de peregrinación católica. Otros pueblos, como Cañamero, Berzocana, Cabañas del Castillo, Navezuelas, Solana, Roturas o Robledollano, comparten las actividades agrícolas, ganaderas y cinegéticas con las de un incipiente turismo rural.

La ruta de Alfonso XI

El antiguo camino de herradura entre Guadalupe y Navezuelas, conocido como la ruta de Alfonso XI en memoria del monarca que tanto pateó y cazó por estas tierras, puede servir para adentrarse a conocer los emboscados montes de esta comarca cacereña. Se trata de un itinerario de unos 17 kilómetros, que salta por una estrecha vereda la sierra de Ballesteros, continúa por el cauce del río Viejas y el pico Carpinteros hasta el pueblo de Navezuelas, en el corazón de las Villuercas.

Se emprende la jornada hacia el noroeste, por la salida de la carretera EX-118 con dirección a Navalvillar de Ibor. Tras ascender los primeros metros por un camino paralelo al asfalto, la altura ganada sirve de oteadero sobre una de las vistas más bellas de la localidad guadalupana, con la figura de su magnífico monasterio gótico-mudéjar alzado sobre el resto de los tejados. El encuentro con la ermita del Humilladero, de estilo mudéjar, señala el desvío por la carretera militar que sube al pico Villuercas. La ruta continúa durante unos metros hasta la confluencia con un sendero de herradura que parte por la zurda gateando la ladera hasta el collado de la Celada. Superado el repecho entre encinas, rebollos, jaras, lentiscos y brezos, el camino se topa de nuevo con la pista militar, al tiempo que salta de una vertiente a otra para seguir el cauce del Viejas.

Un poco más arriba se sitúa el pozo de la Nieve, construido por los monjes del real monasterio para abastecer de hielo las fresqueras de sus despensas. La panorámica desde esta atalaya, tanto hacia el valle del río Ruecas como hacia el del Viejas, muestra las mejores bondades de estas montañas. El descenso por la orilla del Viejas se hace entre las espesuras de un rebollar asentado en la pronunciada uve que forman las faldas de las sierras de las Viejas y de Carpintero. A la altura de la cortijada de los Batucos, el camino se convierte en pista forestal, que rodará paralela al río hasta la carretera de Robledollano una veintena de kilómetros por delante. Pero los pasos de esta ruta se salen de la pista al poco de cogerla, a la altura del pico Carpintero, emprendiendo su subida por una senda que zigzaguea por el collado de la Pariera. Al otro lado ya se atisban los tejados de Navezuelas.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo ir

- A la localidad de Guadalupe se llega fácilmente desde la autovía N-V, por el desvío en Navalmoral de la Mata por la carretera comarcal EX-118, o por el desvío de Trujillo que llega hasta la localidad por la EX-102.

Dormir

- Hospedería del Real Monasterio (927 36 70 00). Plaza de Juan Carlos I, s/n. Guadalupe. Histórica hospedería con claustro gótico, regentada por monjes franciscanos. De 50 a 70 euros.

- Hospedería Ruiz (927 15 70 71). Pablo Garcóa Garrido, 3. Cañamero. En el cogollo medieval. La doble, 42.

- Parador de Guadalupe (927 36 70 75). Marqués de la Romana, 12. Guadalupe. En el antiguo hospital de San Juan Bautista (siglo XVI). La doble, entre 90 y 110 euros.

Comer

- Mesón El Cordero (927 36 71 31). Alfonso Onceno, 27. Guadalupe. Cocina extremeña. Unos 24 euros.

- Cerezo (927 36 73 79). Gregorio López, 20. Guadalupe. Migas, caldereta, rosca de muédago y otros platos regionales. Alrededor de 24.

Información

- Oficina de Turismo de Guadalupe (927 15 41 28).

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