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Blair quiere dar más tiempo a Naciones Unidas

Tony Blair quiere que los inspectores de Naciones Unidas no se tomen el 27 de enero como una fecha límite y dispongan de más tiempo para realizar su trabajo. Así lo confirmó ayer el portavoz del primer ministro británico, aunque matizó que eso no significa que Londres esté presionando a Washington para retrasar la guerra con Irak a otoño como afirmaba ayer el diario The Daily Telegraph.

Detrás de las polémicas sobre las fechas y las posibilidades de guerra, que estallaron al principio de esta semana cuando el ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, aseguró que ahora había más posibilidades de paz que de guerra, se esconde una terca realidad: los británicos siguen sin apoyar la intervención en Irak.

Washington y Londres dicen que tienen pruebas irrefutables contra Sadam Husein, pero los inspectores de la ONU no dan con ellas. Ése no es exactamente el mejor escenario para provocar el cambio de tendencia en unos sondeos que siguen proclamando el pacifismo de la población británica, en contraste con el belicismo del Gobierno y del principal partido de la oposición.

Blair necesita que la ONU apoye con claridad la opción armada. Y para eso han de ser los inspectores, y no George W. Bush y Tony Blair, quienes desenmascaren a Bagdad. Por eso el primer ministro le ha dicho a su Gabinete que "los inspectores de armamento en Irak deben tener el tiempo y el espacio que necesitan para hacer su trabajo", según informó ayer su portavoz. "La fecha del 27 de enero, que es una etapa importante, no debería ser considerada de ninguna manera como una fecha límite", añadió el portavoz. El día 27 es la fecha prevista para que el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, presente su informe ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Eso no significa que el Gobierno británico quiera aplazar cualquier conflicto varios meses o incluso hasta otoño, como publicaba ayer The Daily Telegraph. Es sabido que hay muy pocas posibilidades de que el ataque se desarrolle coincidiendo con los calores del verano, por lo que cualquier retraso probablemente obligaría a dejar el ataque para otoño.

Las disensiones en el Gobierno británico saltaron a la luz a principios de esta semana. El ministro de Exteriores, Straw, intentado enfatizar que la guerra no es inevitable, dijo que antes había un 60% de posibilidades de guerra y un 40% de posibilidades de paz, y ahora, lo contrario. El responsable de Defensa, Geoff Hoon, saltó a la yugular de Straw temeroso de que esas declaraciones afectaran a la moral de un Ejército que está ya preparándose para un conflicto.

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