Los ostricultores recogen de la laguna de Arcachon 15 toneladas de chapapote
Toda su vida el ostricultor Jean Michel Mercier ha considerado que era un regalo de los dioses que su explotación estuviera cerca de la bocana de la laguna de Arcachon. Allí se crían las mejores ostras, porque el agua se renueva más y como con ella entra el placton que comen, el alimento es más abundante en esa zona. Pero lo que era su orgullo se ha convertido en su cruz. Precisamente en la entrada de la laguna de esta localidad del suroeste atlántico de Francia es donde más se ha depositado el fuel que procede del petrolero Prestige.
Mercier fue ayer uno de los primeros ostricultores que salió con su barco a recoger chapapote. Aunque entre todos tienen unas 300 embarcaciones, 12 de ellas se repartieron por la laguna.
Los ostricultores son hasta ahora los primeros en salir a limpiar su laguna. Aunque la gente del mar de esta región decidió el martes por la noche ponerse las pilas y echarse al agua para luchar contra el vertido, ayer todo se quedó en buenos propósitos. Tiene mucho que ver con la pequeña cantidad que les ha llegado. Después de una jornada de trabajo, los ostricultores volvieron a tierra con apenas "15 o 20 toneladas" de fuel, según explicó Olivier Laban, que supervisa la limpieza del gremio. Pero también con la idiosincrasia de la gente del mar en Francia. De un lado, los ostricultores se quejan porque "apenas", dicen, les van a pagar unos 450 euros por día y embarcación, lo que incluiría la tripulación, el carburante y todos los gastos. Del otro lado, los pescadores de la laguna todavía no se han echado a la mar porque dicen que no tienen el material necesario. "Cuatro días después de que el fuel haya tocado nuestras playas no estamos preparados", dijo ayer en el puerto de Arcachon el presidente de los pescadores de la laguna, Alain Angelas.
Falta de medios
Y si, como está previsto, hoy cambia el viento y llega una nueva marea negra hasta su costa, no está claro quién deberá salir a buscar chapapote a la entrada de la laguna, como decidieron hacer el martes durante la asamblea que celebraron en Audenge. Los ostricultores porque dicen que sus embarcaciones, de apenas cuatro metros de largo, no están preparadas para salir a alta mar, donde el oleaje es muy fuerte. Y los pescadores porque no tienen los medios.
Además, como la mayoría de quienes limpian las playas son funcionarios, el ritmo de trabajo está marcado por la pausa del café, la hora de la comida y se acaba puntualmente a las cinco de la tarde.
Por eso no extraña que el diario local Sud Ouest explicara ayer sin un ápice de ironía que al ritmo que van las alrededor de 600 personas que están limpiando las playas del litoral de Aquitania, si no llega una nueva marea negra, los trabajos estarán terminados.... "antes de Semana Santa".
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