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Un libro analiza la etnografía del 'chat' en el ciberespaciopermite "hablar con desconocidos sin riesgos sociales"

Empezó a moverse por el chat en 1995. Joan Mayans i Planells estudiaba antropología en la Universidad de Barcelona y se dio cuenta de las capacidades sociales de la herramienta, que ahora cuenta en su libro Género chat. O cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio (Ed. Gedisa). Avalado por los antropólogos Manuel Delgado y Artur Serra, este ibicenco de 28 años desvela las interioridades de una de las comunidades del ciberespacio: los chater@s.

"El chat es una plaza donde conocidos y desconocidos corren el riesgo de encontrarse. Esto da como resultado un fantástico baile de máscaras, de personalidades teatralizadas, independientemente de que pretendan ser reales o falsas". Su libro es una sistematización de lo que puede encontrarse en esta "conversación sin principio ni fin": el nick o apodo como rostro, la ubicuidad de estar en diferentes canales, los emoticones como forma posmoderna de expresión, el uso de la letra k y el escribir mal adrede, o la figura del operador".

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JOAN MAYANS:

Mayans, director del Observatorio de la Cibersociedad y ganador del premio Nadal Batle de la Universidad de les Islas Baleares con Sota un silenci amb mil orelles. Perspectives socials sobre ciborgs i ciberespais (en catalán), no se deja nada. Y es que han sido dos años de investigación, entrevistas y asistencia a kedadas: "Los chats son escenarios de y para dramas sociales. Los mundos virtuales no le pisan el terreno a la realidad porque no ocupan el mismo lugar, son una nueva forma de entender la sociedad y a nosotros mismos, con la ayuda de los ordenadores", dice en el libro.

Lo mejor es su análisis antropológico de los chater@s: "La acción define al personaje, cuya edad y sexo son ficciones, con un componente lúdico que remite a la adolescentización del adulto. El humor, el ingenio, la empatía y la fidelidad y presencia continuada en el canal son las características que forjan el carisma del personaje, en un constante juego de improvisación y humor, el flirteo que hay detrás de cualquier conversación con un desconocido, el misterio que se crea y se destruye".

Para Mayans, una de las singularidades del chat, que define como un género nuevo, ni totalmente escrito ni totalmente oral, es que "nos permite hablar con desconocidos sin riegos sociales: podemos empezar conversaciones y cerrarlas, mostrarnos o escondernos, ser como creemos que somos o como queremos que crean que somos, dependiendo del momento y nuestro ánimo. En el chat no existe la obligación del mundo físico de comportarnos como se espera que lo hagamos. Es un flujo constante de conversación y compañía".

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