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Reportaje:

La carta a los Reyes de Celtia y Jairo

Dos niños gallegos piden a los diputados soluciones ante la marea negra

"Antes nuestros padres iban al mar y volvían cargados de pescado, ahora van al mar y vuelven con la ropa llena de chapapote", afirma Celtia, en una carta que ha dirigido al Congreso de los diputados. Celtia es una niña de 11 años que reside en Muxía, una de las localidades más castigadas por las mareas negras del Prestige, y junto con Jairo, un muchacho de 10 años vecino de Malpica, otra localidad coruñesa duramente castigada por el vertido de fuel, han expresado a los parlamentarios su miedo y su preocupación en dos escritos dirigidos a los parlamentarios.

Cuatro ciclistas madrileños hicieron ayer de pajes de los Reyes Magos en una iniciativa auspiciada por la plataforma Nunca mais. Pero en lugar de oro, incienso y mirra llevaron en sus mochilas un bote de chapapote y una carta con las peticiones de los dos niños.

Cuatro ciclistas madrileños trasladaron las misivas desde la Costa da Morte

Después de 630 kilómetros de recorrido (dos días y medio), entre Caion y Madrid, ayer estos ciclistas-mensajeros presentaron las cartas ante el Congreso de los Diputados. Las recibieron el escritor Carlos Taibo, que las leyó allí mismo, y el diputado del Bloque Nacionalista Gallego Francisco Rodríguez, que se comprometió a entregarlas a su destinataria, la presidente del Congreso, Luisa Fernanda Rudí.

Celtia dice en su carta que normalmente por estas fechas a quien escribe es a los Reyes Magos. Para esta niña es muy importante la labor que están haciendo en su pueblo, Muxía, los voluntarios: "En la lonja ya no se vende pescado sino que está llena de voluntarios de todas partes del mundo que vinieron a ayudar a Galicia. La gente de Muxía pasa el día en la lonja para que no les falte un plato caliente cuando vuelven mojados y cansados de trabajar; pero que menos, cuando la palabra gracias queda pequeña para agradecerles todo lo que les debemos". Recuerda Celtia un dibujo de Castelao que vio en la escuela en el que aparecen dos niños sentados y uno le dice a otro: "Las sardinas volverían si los gobiernos quisieran". La niña tras lamentar que no puede jugar en el parque del Coido porque los columpios están petroleados, cierra su misiva con estas palabras: "Nosotros queremos que el Gobierno quiera que nuestros padres trabajen de nuevo como antes, para darnos un futuro mejor, porque sin mar no tenemos nada. ¿Cómo pensáis que saldremos adelante?".

Jairo, desde Malpica, pide, en nombre de los niñas y las niñas de las costas gallegas "que dejen de comprar bombas y que compren buques anticontaminación". El muchacho comenta también que "era muy pequeño cuando fue lo del Mar Egeo y aún no había nacido cuando fue lo del Casón y la gente aún se acuerda del miedo que pasó". "Es muy injusto lo que nos está pasando", añade, "porque después de estar trabajando diez años, vuelven a tirar petroleo encima y los presidentes no hacen nada bien. Lo que nos está pasando nos perjudica a todos...es un problema de toda Galicia". Concluye lanzando un interrogante: "¿Sobreviviremos sin mar?"

La idea de realizar este acto testimonial y de denuncia surgió en una reunión de los cuatro amigos madrileños -dos parados, un aparejador y un cartero-, todos aficionados al ciclismo. Dicho y hecho. Se pusieron en contacto con la plataforma Nunca Mais y el viernes por la noche ya estaban en Galicia.

Miguel Caselles, uno de los cuatro ciclistas, de 39 años, explica que, con su esfuerzo, subiendo y bajando puertos como los de Piedrafita y Los Leones, con un tiempo infernal, han pretendido mostrar su apoyo a los vecinos de la Costa da la Muerte, "que llevan 50 días luchando a brazo partido con una tragedia. Los 630 kilómetros los han realizado a relevos de unas dos horas cada uno. Fueron tres etapas, del sábado a ayer lunes, de Caion a Astorga; de Astorga a Guadarrama, y de Guadarrama a Madrid, donde les recibieron con un roscón de reyes.

Dos ciclistas, ante el Congreso con las cartas que trasladaron desde Galicia.
Dos ciclistas, ante el Congreso con las cartas que trasladaron desde Galicia.EFE

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