El Athletic gana un partido inexplicable
Los rojiblancos remontan un 3-1 en la segunda mitad ante un Racing que malgastó toda su voluptuosidad ofensiva
A los ocho minutos se sabía que no había porteros, a los 18 parecía que no había partido. Al final, la sensación de haber asistido a un espectáculo tan bello como desordenado, de esos con más goles que fútbol, lo cual siempre es gratificante en los tiempos que corren. Un partido preñado de precocidad acabó siendo un encuentro lleno de vistosidad. Al minuto 90 se llegó con la misma sensación sobre los porteros pero con distinta sobre los equipos. El Athletic remontó lo que parecía imposible y el Racing malgastó su fortuna con la candidez de un juvenil.
En ocho minutos, Aranzubia había demostrado en dos ocasiones que no tenía su noche y ponía en cuestión la apuesta de Heynckes cuando hace dos semanas lo eligió en detrimento de Lafuente. A los dos minutos, salió inoportunamente para estorbar a su compañero Javi González que se apremiaba al despeje. Casi fue gol. Seis minutos después, se tragaba un lanzamiento directo de Munitis que entró pegadito por el poste que él defendía, mansamente, como sin querer. En la otra portería, Lemmens se contagió y efectuó un par de despejes sin ortodoxia alguna, desangelados, que para su solaz, no acarrearon peligro.
RACING 3 - ATHLETIC 4
Racing: Lemmens; Pineda, Moratón, Juanma, Sietes (Casar, m. 72); Munitis, Mateo, Nafti (Ismael, m. 66), Regueiro; Javi Guerrero (Alonso, m. 78) y Bodipo. Athletic: Aranzubia; Javi González, Lacruz, Karanka, Del Horno (Larrazabal, m. 83); Orbaiz (Vales, m. 48), Alkiza; Etxeberria, Tiko, Ezquerro (Yeste, m. 92); y Urzaiz. Goles: 1-0. M. 8. Munitis sorprende a Aranzubia en un libre directo. 2-0. M. M. 18. Penalti muy dudoso de Javi González a Regueiro que transforma Javi Guerrero. 2-1. M. 40. Saque de esquina de Orbaiz que golpea en la pierna de Moratón y se introduce en la portería. 3-1. M. 44. Pase de Sietes a Bodipo que gana en velocidad a Javi González y aprovecha la mala salida de Aranzubia para picarle el balón. 3-2. M. 51. Penalti de Moraton a Tiko que transforma Urzaiz. 3-3. M. 61. Disparo fortísimo de Etxeberria. 3-4. M. 87. Etxeberria culmina una contra. Árbitro: López Nieto. Amonestó a Karanka, Ezquerro, Del Horno, Larrazabal y Sietes. Unos 18.000 espectadores en El Sardinero.
Aquello prometía. Sin porteros, el festival de goles puede garantizarse. Más aún si en un lado del campo está el Racing, un colectivo que ha hecho de la velocidad una virtud inapelable y que con un gol a favor despliega todo su potencial de contrgaolpe. Y mucho más aún si además en el césped se encuentra un muchacho liviano, con aire desgarbado, de nombre Javi Guerrero, que tiene la velocidad por bandera, el desparpajo de las estrellas y el sacrificio de los humildes. De sus botas puede esperarse siempre lo mejor, como por ejemplo un autopase de espaldas al rival, con taconazo preciso y caño incluído. Karanka aún no sabe lo que le hizo, sólo que acabó en tarjeta amarilla.
En pleno contagio, López Nieto se sumó al vendaval y decretó penalti en un forcejeo insulso entre Regueiro y Javi González. Es lo que tienen los árbitros cuando ultiman su retirada. De pronto se sienten libres y no dudan. Javi Guerrero no perdonó y a los 18 minutos el Sardinero pensó que se quedaba sin partido y se aprestó a disfrutar de un festival goleador. Algo sabía, pero confundió el reparto de goles.
Del Athletic había escasas noticias. De momento jugaba con dos menos: Ezquerro y Tiko suponían un lastre demasiado pesado para un equipo muy pequeño. Sólo cuando por alguna extraña razón, por tierra o aire, llegaba el balón a Urzaiz parecía que pudiera suceder algo. Ocurría como con Bodipo o Javi Guerrero. La inferioridad defensiva de ambos equipos resultaba manifiesta. La del Athletic por lenta y blanda; la del Racing, por dura y torpe Es decir, más posibilidad de goles. Es decir, más probabilidad de éxito para el Racing.
Cuando se asomó el Athletic al marcador, por un gol en propia puerta de Moratón, Aranzubia se empeñó en ratificar su mala noche. Otra salida alocada ante Bodipo se convirtió en el tercer gol del Racing que apresuradamente dió el partido por ganado.
Bien es cierto que el Athletic no había hecho sino amagos y que a cambio el equipo cántabro había transformado casi todo lo que intentó. Y en esas estaba cuando Moratón cometió un penalti de juvenil. Derribó con la cadera a Tiko, cuando un compañero se aprestaba a cerrarle el paso. Y el Athletic se vió inmerso de nuevo en un partido que se le había antojado un infierno.
El Racing desapareció. Se le fundieron los pulmones y las ideas. Toda su artillería (Munitis, Guerrero, Bodipo, Regueiro) se desinflaron prontamente, dejando la responsabilidad a su parte más oscura, un medio del campo peleón pero escaso de sugerencias futbolísticas.
El problema de dormirse sobre el campo es que siempre te despierta un sobresalto. Al Racing se lo dió Etxeberria que culminó un contragolpe con un disparo seco que limpió la escuadra de la portería de Lemmens. Si no había demasiadas explicaciones para la inicial goleada del Racing, tampoco se encontraban argumentos suficientes para la remontada del Athletic. En un partido loco, las razones están de más. Si acaso agradecerle al Racing su voluptuosidad ofensiva (no hubiera sido extraño que marcara seis goles, a juzgar por las ocasiones) y al Athletic su tesón para no sucumbir al desaliento. Por eso ganó y porque Etxeberria aprovechó el último contragolpe para demostrar su calidad. Todo fue raro. Por eso sobran las explicaciones.
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