Juegos delicados sobre un fondo dulce
EAST 47, estética contemporánea en el hotel Claris de Barcelona
Una fachada neoclásica realza el hotel Claris, buque insignia de Derby Hoteles, cadena catalana que preside el egiptólogo y erudito Jordi Clos, artífice del Museo Egipcio de Barcelona. Piezas arqueológicas de enorme valor y obras de arte diversas acompañan a quienes cruzan las estancias del inmueble. En una esquina del edificio, con acceso directo desde la calle, abre sus puertas este sugerente restaurante-bar, de estética contemporánea y alma refinadamente neoyorquina. Abajo, el bar propiamente dicho. Arriba, un restaurante posmoderno donde se ofrecen recetas mediterráneas agradables influidas por las tendencias de moda. Su artífice, Miguel Calzado, profesional inquieto y sensible, conecta con el espíritu culto de la casa. Es una lástima que, llevado por su obsesión por estar a la última, aspire en demasía los resoplidos de las vanguardias en lugar de apoyarse en el recetario catalán para consolidar su propio estilo. Y como lo que priva en estos momentos son los sabores salados / dulces, la mayoría de sus propuestas, algunas francamente buenas, andan pegadas al azúcar. Una trampa gastronómica de la que debería distanciarse. Da lo mismo que se trate de entrantes, pescados o carnes, las notas edulcoradas aguardan agazapadas. Se comprueba con la sopa de setas, irreprochable, en la que emerge una gamba sobrepuesta a un dulzón puré de boniato. Plato sabroso, pero raro. Queda en evidencia en los canelones de calabaza rellenos de liebre a la royal, sólo discretos, de gusto dulzón y amargo. Y lo ratifican los huevos de payés con caviar, espléndidos, aunque orlados de un puré de patatas violetas cuyo fondo dulce desentona de la espectacularidad de la mezcla. Mucho más lógica resulta la delicada tarrina de foie-gras rellena de dátiles, cubierta por un escabeche suave. Y particularmente chocante la lubina con mollejitas de cordero, carquiñolis y una reducción del vino dulce Pedro Ximénez, jarabe que no pega nada con el pescado. Menos mal que en las albóndigas de ibéricos con vieiras y manzanas, el juego dulce / salado enriquece un típico mar y montaña correcto. En East 47 se cuidan los detalles, desde el servicio, muy amable y profesional, hasta el surtido de panes, particularmente variado (imprescindible probar el de nueces y la oblea triangular de aceite).
EAST 47
6,5. Hotel Claris. Pau Claris, 150. Barcelona. Teléfono: 934 87 46 47. No cierra. Entre 40 y 55 euros. Menú degustación: 55. Huevos de payés con caviar y puré de patatas violetas, 17. Lomo de bacalao con migas de olivas negras al pil-pil de uvas, 23. Pato azulón con pomelo y cacao, 18,75. 'Coulant' de praliné con sorbete de mango, 6. Pan ... 7,5 Café ... 5,5 Bodega ... 6 Ambiente ... 9 Servicio ... 7,5 Aseos ... 7
CARTA GOLFA
TODOS LOS DÍAS, a partir de medianoche, cuando el restaurante cierra sus puertas, entra en funcionamiento la cocina del bar de la planta baja, con un puñado de propuestas pensadas para trasnochadores. Oferta abreviada que sus responsables agrupan en una carta denominada golfa, que incluye platos sencillos de preparación fulgurante: huevos fritos con caviar, jamón ibérico con pan con tomate, foie-gras con pan de especias, solomillo de ternera al minuto, minihamburguesas con compota de manzana y salmón marinado a la salsa de mostaza. Otra posibilidad de lujo es degustar caviar iraní. Se ofrece de cuatro clases -sevruga, oscietra, selección dorada y beluga 000-, surtido que se acompaña de blinis y de salsa ermitage. Para beber, champaña, cava o vodka helado. En el propio restaurante llama la atención el surtido de postres, breve pero bastante cuidado. Otra posibilidad es optar por la selección de quesos catalanes y franceses. Menos resultona es la lista de vinos, demasiado breve y en la que se echan en falta marcas emblemáticas y vinos de moda. Tampoco da la talla el café.
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