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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

2 de enero: luto para el pueblo andaluz

Fuimos muchos los que descubrimos nuestra identidad andaluza en el exilio. Repartidos por medio mundo, expulsados por el hambre o el exclusivismo más intransigente, no fue, hasta mucho tiempo después, cuando hemos descubierto que los andaluces fuimos sometidos desde 1.492 a un experimento de exterminio cultural, colonización y eliminación premeditada. El nuevo Estado ensayó con nosotros lo que también iba a aplicar en las tierras y pueblos de América: las culturas, tradiciones, costumbres y creencias que conformaron la identidad de esos pueblos fueron destruidas y aniquiladas, como ya hicieron con los andaluces.

En 1492 y con la conquista de Granada se impone un nuevo modelo de desarrollo sobre nuestra nación andaluza, desmantelando una economía que, aún no siendo un paradigma de justicia, era suficientemente equitativa, y sobre todo, respondía a las necesidades de la población; se estigmatiza y humilla a nuestras gentes; se nos persigue, convirtiéndonos así en los nuevos malditos (hablamos de eso que tan eufemísticamente los pseudohistoriadores al uso han denominado "repoblación"). Los mismos "historiadores" que han alimentado una de las manipulaciones históricas más infames que se conocen: la invasión de los árabes y la posterior "reconquista".

¿Qué celebran? ¿Celebraríamos acaso los andaluces la destrucción de la Alhambra o el hundimiento de la Giralda? Que un pueblo culto como el nuestro, participe en actos que celebran la ruina y su propia decadencia, la pérdida de su identidad, libertad y soberanía, sólo tiene un motivo: han matado nuestra memoria colectiva.

Qué razón tenía nuestro antepasado Ibn Al-Jatib, el sabio historiador de Loja, cuando comentaba que los poderosos suelen promocionar espectáculos para hacer desaparecer la memoria, el conocimiento histórico.

Ahora Andalucía es conocida como "región subdesarrollada". Tampoco la naturaleza escapa a esta labor destructiva, siendo esquilmada día tras día, (más nos valdría ser ciegos para no ver como esa verde alfombra de bienvenida que era, entre otras, la Vega granadina, está desapareciendo palmo a palmo cubierta de alquitrán y cemento). Nos resistimos a creer que nuestras gentes sólo respondan ya, a esa extraña combinación de producción y consumo, que sus espíritus hayan abandonado toda referencia de vida, belleza y tolerancia; toda creación de convivencia, todo esfuerzo de verdadera justicia...

Ya sabemos que lo que sucede en la lejanía se olvida pronto, que es como si no existiera... Sin embargo, el que millones de andalusíes o andaluces sigan estando exiliados en tierras lejanas no significa que no existan, que sean extranjeros o forasteros. Que nuestra historia se pierda en el tiempo no significa que no sea también la de ellos. ¿Vamos a celebrar el 2 de enero también el regreso de estos hermanos de origen andaluz y morisco?, ¿vamos a conmemorar su recuperación?, ¡ no!, van a conmemorar su expulsión, nuestro exilio histórico.

Quizás, perteneciendo nosotros a un mundo de cultural inmemorial, estemos impedidos para intervenir en el destino de este momento, que también es nuestro. ¿Acaso los andaluces hemos abandonado todo proyecto de soberanía, justo y abierto? En nuestra tierra, no podemos consagrar toda la vida al recuerdo, es importante hacer memoria; recuperar la memoria dicen que significa tomar conciencia. Seamos audaces, no nos preocupe si dudamos, pues la duda es fecunda; si hemos de recuperar nuestra identidad y soberanía, comencemos, pues, a crear ese proyecto múltiple y abierto que se nos negó.

Lo perdimos todo, salvo la esperanza. Lo perdimos todo, salvo el anhelo de proyectar en nuestros sueños lo que la realidad nos impidió. Lo perdimos todo, menos el deseo de ser nosotros mismos. Lo perdimos todo, menos el sello de la grandeza.

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