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El fuerte liderazgo de Mayor paraliza la actuación del PP vasco en momentos decisivos

El grupo parlamentario se bloqueó en el debate presupuestario ante la ausencia del ex ministro

Pedro Gorospe

El indiscutible liderazgo de Jaime Mayor Oreja en el PP vasco empieza a darle los primeros disgustos. El político que sacó al PP de las catacumbas y lo ha convertido en referente de la oposición, ha generado una dependencia tan extrema de su persona que sin él, el partido se queda paralizado. El viernes, el grupo parlamentario no supo reaccionar ante la ausencia de Mayor Oreja, cuyo retraso facilitó a Ibarretxe la aprobación del Presupuesto. Antes de la manifestación contra ETA convocada por el lehendakari, destacados dirigentes populares anunciaron que acudirían, hasta que Mayor dijo que no.

El liderazgo es tan indiscutible que el pasado viernes, tras la ausencia de la votación de Mayor Oreja, el grupo parlamentario se apiño en torno a su jefe y evitó que el propio interesado se planteara siquiera presentar la dimisión. Las circunstancias y el entorno condicionan los comportamientos. El mismo error trasladado al Congreso de los Diputados hubiera supuesto, posiblemente, la dimisión del jefe de la oposición, o al menos un amago. En Euskadi, todo se quedó en un enorme disgusto del ex ministro y sus compañeros.

Desde que en enero de 1990 la Junta Nacional del PP, en el que Mayor acababa de ingresar, le encargó la refundación del partido en el País Vasco el político donostiarra ha multiplicado por seis el número de votantes y por nueve el de escaños. Si en 1986 la extinta Alianza Popular consiguió 55.606 votos y dos escaños, con Mayor Oreja no ha dejado de subir, hasta los 326.933 votos y los 19 escaños de las elecciones de 2001.

Pero ese fuerte liderazgo ha limitado la autonomía del Grupo Popular en los momentos decisivos, cuando su jefe no está presente. La parálisis que sufrieron sus diputados durante el pleno de Presupuestos del viernes en Vitoria sólo puede explicarse por la incapacidad para tomar decisiones que entrañan cierto riesgo político. Con un mínimo de astucia, los diputados de la oposición hubieran podido neutralizar el intento de los partidos del Gobierno de adelantar la votación.

Renuncia a agotar el tiempo

Al PP no se le ocurrió pedir una pausa para prolongar el periodo de debates y facilitar la llegada de Mayor. Ni siquiera tuvo reflejos para prolongar la intervención de su portavoz en el debate, Antón Damborenea, que sólo hizo uso de 14 de los 30 minutos de los que disponía, y luego renunció graciosamente a los 10 de la réplica.

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No es la única cruz que ha mostrado en las últimas semanas el discurso único y duro de los populares, sin fisuras, y la fortaleza de su unión en torno al liderazgo de Jaime Mayor Oreja, fruto de una tutela que ha ejercido incluso en la época en que estuvo al frente del Ministerio del Interior, entre 1996 y 2001.

Cuando el lehendakari lanzó públicamente el 5 de diciembre su propuesta de manifestación contra ETA -apenas unas horas después del comunicado de la banda que criticaba su plan de libre asociación con el Estado-, con el lema ETA Kanpora (Fuera ETA) el PP también hizo aguas.

Varios notables del partido en Euskadi, incluido su propio presidente, Carlos Iturgaiz, se mostraron favorables a acudir a la convocatoria de Juan José Ibarretxe. La portavoz en el Ayuntamiento de San Sebastián, María San Gil, el diputado general de Álava, Ramón Rabanera, y el alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso, se sumaron a la idea de acudir a la marcha, siempre que Ibarretxe mantuviera la convocatoria en sus estrictos términos de oposición a ETA. Todos entendían que la convocatoria cumplía los requisitos que había exigido tradicionalmente el partido.

Cuando Mayor Oreja llegó al País Vasco y amplió las condiciones para asistir a la manifestación -entre otras, que el PNV no pactara con Batasuna los presupuestos para 2003-, los partidarios de acudir tuvieron que dar marcha atrás disciplinadamente.

Tras el espectáculo del viernes, el único miembro del grupo parlamentario que ha pedido la dimisión de Mayor es la secretaria general de UA, Enriqueta Benito, a la que otro diputado del PP, Leopoldo Barreda, se apresuró a acusar de deslealtad. Desde fuera del ámbito del PP, las críticas seguían llegando ayer. El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, declaró en Bilbao: "Si Mayor Oreja tuviera un poco de decoro político, debería haber dimitido sin más". Y agregó que el líder del PP vasco "tiene complejo de ratón, porque en todo ve trampa, cuando simplemente no estuvo donde debía estar".

La vicepresidenta vasca, Idoia Zenarruzabeitia, comenta la sesión anteayer con el <i>lehendakari.</i>
La vicepresidenta vasca, Idoia Zenarruzabeitia, comenta la sesión anteayer con el lehendakari.PRADIP J. PHANSE

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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