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El precio de los pisos ha subido en siete años tres veces más que los salarios

En Cataluña, el metro cuadrado cuesta el 97,2% más que en 1995, y el sueldo, el 31% más

El encarecimiento de la vivienda se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza. En Cataluña, más aún que en el conjunto de España. Y no tanto por el incremento de precios en sí mismo como por la desproporción respecto de lo que han subido los salarios. Mientras que el aumento acumulado de los precios de la vivienda ha sido en la comunidad catalana del 97,2% desde 1995, el incremento de los ingresos salariales se ha quedado en el mismo periodo en el 32,1%. Conclusión: la vivienda se ha encarecido en los últimos siete años tres veces más de lo que ha aumentado la nómina del ciudadano.

Estos datos están incluidos en un estudio difundido ayer por Caixa Catalunya que analiza el fenómeno del encarecimiento de los pisos nuevos y usados desde 1994 hasta 2001. Y a tenor de la parte de coyuntura económica del mismo informe, el problema no sólo ha continuado en 2002, sino que además se ha agudizado. Durante el primer semestre de este año, y en este caso los datos se refieren únicamente a la vivienda nueva, los precios aumentaron el 16,1% en toda España, exactamente el mismo porcentaje de crecimiento medio registrado en 2001. "La dinámica era más acentuada a medida que avanzaba el año", apunta el estudio.

Más que en España

La desproporción entre la capacidad adquisitiva y unos precios de los pisos por las nubes es superior en Cataluña respecto de la media española: desde 1995, el crecimiento acumulado de los precios fue del 83,1%, mientras que los salarios subieron el 29,5%.

Pese a todo, no es la comunidad catalana la que arroja el mayor contraste entre salarios y precios. Son las Baleares las que se llevan la palma. En esta comunidad, el encarecimiento de la vivienda ha multiplicado por seis el crecimiento acumulado de los salarios. Las Canarias y el País Vasco la siguen a cierta distancia.

El informe de Caixa Catalunya subraya que en las comunidades insulares, que hace siete años no aparecían en cabeza en la clasificación de comunidades más caras por vivienda frente a Madrid y Euskadi, se ha trasladado a los precios la tensión entre una creciente demanda de vivienda y, en especial, de segundas residencias, y una oferta muy inferior, limitada por el suelo disponible.

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Con un encarecimiento acumulado del 97,2% y un incremento de precios medio del 12,1% desde 1994, Cataluña se sitúa, pues, en el cuarto lugar de una lista que cierran, por la cola, Galicia, Extremadura y Castilla-La Mancha.

A este lugar la han aupado Barcelona y también el encarecimiento espectacular de los pisos en municipios ubicados en la periferia de la capital catalana.

Hoy Barcelona es, después de San Sebastián, la ciudad donde la vivienda es más cara. Sobre una base de 100 (donde se situarían los 1.046,9 euros que el metro cuadrado valía de media en España a finales de 2001), el índice de la capital catalana está en 183,2, ya que el precio del metro cuadrado es de 1.918,20 euros. En el caso de San Sebastián, la cosa está mucho peor: 2.442,40 euros el metro cuadrado, con un índice de 233,3. A San Sebastián y a Barcelona las siguen, por este orden, Bilbao, Madrid, Vitoria y Pamplona.

Según el estudio de Caixa Catalunya, que analiza el precio medio del metro cuadrado en las capitales de provincia y en los municipios con una población de más de 100.000 habitantes, siete localidades catalanas figuran entre las 20 más caras de España a finales de 2001. Todas ellas superaban con creces el precio medio del metro cuadrado en España.

La primera, Barcelona, no sólo supera a Madrid en precios, sino que también acumula un crecimiento medio superior al de la capital española desde 1995 (el 8,9%, frente al 7%). El aumento medio en el conjunto del territorio español fue también mayor que el de Madrid: el 7,4%.

Pero también acompañan a Barcelona en los primeros puestos de la lista, por precios, L'Hospitalet de Llobregat (hoy el octavo municipio donde los pisos son más caros), Badalona (en noveno lugar), Santa Coloma de Gramenet (en el undécimo), Mataró (en el decimocuarto), Sabadell (en el decimoséptimo) y Terrassa (en el vigésimo).

Por encima de la media

Casi todos estos municipios situados en la periferia de Barcelona figuran igualmente entre los que registraron en los últimos siete años un aumento medio de los precios superior al 10%, frente a la media nacional ya mencionada del 7,4%. La única excepción es Sabadell, aunque, con un incremento de precios del 9,6%, tampoco se quedó muy lejos.

Sí es cierto que entre las capitales de provincia que registraron subidas superiores al 10% desde 1995 no figura ninguna de las catalanas. Los precios en Barcelona subieron el 8,9%; en Tarragona, lo hicieron el 9,1%, y Lleida y Girona tuvieron crecimientos más moderados, del 6,9%, por debajo de la media española.

Mallorca se lleva la palma

Si San Sebastián se ha convertido en la ciudad más cara a la hora de comprar un piso nuevo o usado, Palma de Mallorca, que en la lista ocupa el decimotercer lugar, es la que ha experimentado una subida de precios más significativa en el periodo analizado por el estudio: el 13,5% de media, lo que ha elevado el metro cuadrado en esta localidad a 1.381,1 euros.

El contraste de lo ocurrido en Palma con lo sucedido en Jerez de la Frontera y en Lugo, donde el aumento fue sólo del 3%, es notable. De hecho, el informe de la caja hace hincapié en cómo han crecido las distancias entre los precios de las comunidades autónomas.

En 1994, la diferencia entre la comunidad donde la vivienda era más cara (la Comunidad de Madrid) y aquélla donde resultaba más asequible (Extremadura) implicaba que el esfuerzo que una familia debía realizar para comprar un piso de 100 metros cuadrados era en Madrid 2,7 veces superior al que debía efectuar una familia que quisiera el mismo tipo de vivienda en Extremadura. Actualmente, el esfuerzo de una familia que viva en el País Vasco o en Madrid para adquirir el mismo piso sería 3,5 veces superior al que se le exigiría a una familia de Extremadura.

El estudio señala que el precio de mercado de una vivienda está directamente relacionado tanto con su situación como con las características de dimensión, calidad, antigüedad y conservación, así como con el uso como primera o segunda residencia.

La fortaleza de la demanda, que llevó a un crecimiento interanual de los precios del 11,8% en los primeros seis meses de 2002, implica que la vivienda (no el mercado de oficinas y de locales comerciales) se ha mantenido ajena a la moderación de la actividad económica.

Entre los factores que explican esta fortaleza figuran algunos de carácter sociológico y demográfico, como el aumento de las familias monoparentales y el alargamiento de la esperanza de vida, que han influido en la demanda. La llegada de la edad de emancipación para la generación nacida entre 1965 y 1975, en unas condiciones de mercado favorables por la bajada de tipos de interés, también ha ayudado. Sin olvidar el creciente atractivo de la vivienda como inversión en un contexto de inestabilidad de los mercados financieros.

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