Chávez negocia con la oposición moderada una salida a la crisis

El Gobierno negocia discretamente con sectores moderados de la oposición la celebración de un referéndum consultivo en febrero o elecciones anticipadas durante el primer trimestre de 2003 para tratar de romper el bloque que exige su renuncia. Mientras el vicepresidente, José Vicente Rangel, rechazaba conciliar con "los sectores golpistas y fascistas", el jefe del Gobierno admitía los contactos con "sectores no golpistas".

"Si doy los nombres, esas personas pueden acabar siendo presionadas y condenadas por los medios", declaró Chávez al diario Folha de São Paulo. El referéndum establecido por la Constitución, a partir de agosto de 2003, coincidiendo con la mitad de su mandato, es la única fórmula aceptada hasta ahora por el presidente, que afronta la ofensiva más dura contra su permanencia en el poder desde que ganara las elecciones, el 6 de diciembre de 1998. Un grupo de diputados de la Asamblea Nacional, controlada por una precaria mayoría oficialista, presentó una propuesta de enmienda constitucional que facilitaría la anticipación de las elecciones o del referéndum.

Chávez se manifestó dispuesto al adelanto del referéndum sobre su gestión. De todas formas, según la tesis oficial, la enmienda deberá ser aprobada en un plebiscito previo. "Ninguno de esos caminos está cerrado", dijo Chávez.

El jefe del Gobierno reitera, por activa y por pasiva, en todas sus comparecencias públicas, que la huelga general obedece a que "tenemos un proyecto transformador que comienza a tocar los intereses de los sectores privilegiados: los grandes propietarios de tierras, los grandes poseedores del capital especulativo y financiero, los empresarios que viven al amparo de la violación de las leyes y no pagan impuestos".

Mañana, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) reanuda su mediación. De concretarse la remontada gubernamental en PVDSA, es previsible un nuevo endurecimiento de los negociadores oficiales.