Un millón de preguntas a Putin
El presidente de Rusia aborda en directo las inquietudes de sus conciudadanos
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, realizó ayer un impresionante alarde de profesionalismo político en una conversación de dos horas y media con sus conciudadanos, transmitida en directo por radio y televisión. A lo largo de la geografía del país, desde Jabarovsk, en el Extremo Oriente, hasta Kaliningrado, la región más occidental, los rusos desafiaron el frío y salieron a las plazas donde se habían emplazado estaciones móviles de televisión para comunicarse directamente con Putin.
Para su cita, que continúa la tradición comenzada hace un año, el líder dispuso además de 500 líneas telefónicas, y de Internet. Durante la comparecencia, se recibieron 33.000 llamadas telefónicas y cerca de 50.000 preguntas por Internet. A Putin le dio tiempo a responder a 51, entre ellas nueve, que seleccionó previamente entre casi millón y medio llegadas al Kremlin.
"Ya no hay con quien mantener combates importantes en Chechenia"
Las pensiones de jubilación, las prestaciones sanitarias, la subida del precio de los medicamentos y la energía, los sueldos bajos, la educación y la reforma de los servicios municipales fueron temas que, por su reiteración, revelaban las inquietudes de los rusos de a pie. La temática social a la que Putin dio preferencia indicaba que el líder se orienta ya hacia un año electoral que culminará en diciembre de 2003 con los comicios parlamentarios. Para la primavera de 2004 están previstas las elecciones presidenciales.
Trazando el balance del año que acaba, Putin dijo que Rusia se ha hecho más rica y que la situación de la mayoría "ha mejorado ligeramente". El líder pronosticó una inflación del 15%, inferior al 17,6% del año pasado.
Preguntado sobre si era posible una monarquía constitucional en Rusia, Putin afirmó que la monarquía constitucional al estilo de los europeos como Dinamarca, Holanda, Gran Bretaña o España, "no es posible para Rusia", porque en este país "no se ha consolidado un sistema de partidos políticos firme". En estas circunstancias y dada la complejidad y la multitud de culturas que conviven en Rusia, el líder defendió un sistema presidencialista democrático.
Una de las conexiones televisivas comunicó a Putin con Dushambé, capital de la república asiática de Tayikistán, donde le escuchaban los militares la División 201, que Rusia tiene apostada en la frontera con Afganistán. Con el apoyo de sus compañeros, un gigantón de uniforme se plantó ante la cámara:
"En 1994 me condecoraron como héroe de Rusia, y en este momento no soy siquiera ciudadano ruso, ¿no podría ayudarme?". "¿Se ha dirigido a las instancias correspondientes?", preguntó Putin.
"Muchas veces", contestó lacónicamente el soldado.
El presidente prometió resolver la "intolerable" situación en una semana. Mientras tanto, por Internet, otros planteaban este mismo problema, denunciado por jóvenes de países ex soviéticos que han elegido Rusia como patria.
La situación en el Ejército, en Chechenia, la actitud ante el islam, y el terrorismo fueron otros de los capítulos de una comunicación que tuvo algunos momentos sorprendentes, otros cómicos y ninguna aspereza. Sobre Chechenia, el presidente prometió la sustitución progresiva de las tropas de reemplazo por tropas profesionales e insistió sin virulencia en que no existe hoy un interlocutor con quien negociar entre los separatistas. Putin consideró que "el Ejército ya ha cumplido su tarea en Chechenia" y descartó declarar el estado de excepción "porque ya no hay con quien mantener combates importantes". El tono correcto del presidente incluso cuando hablaba de los independentistas contrastaba con la agresividad que mostró tras el asalto del teatro de Dubrovka.
El presidente trazó una línea divisoria entre el islam y el extremismo: "En cualquier religión existen manifestaciones extremas. ¿Qué hizo la Inquisición en nombre de Cristo?".
Según Putin, el terrorismo internacional ha declarado la guerra a Rusia y tratará de crear agitación en las regiones musulmanas. Interpelado sobre la permeabilidad de Moscú ante los terroristas, Putin dijo que no se puede controlar con métodos de guerra a los tres millones de personas que llegan cada día a la capital. Se necesitan nuevos métodos, entre ellos "fuentes de información en esos medios negativos". "En Rusia, como en otros países, nadie se ocupó de esto de forma sistemática", añadió el líder, reconociendo que su país no tiene ahora "suficiente información" de los medios terroristas, y la información que tiene es "inexacta y poco clara, por eso Rusia se asocia con otros países en la coalición antiterrorista".
Una niña de Birobizhán, en Siberia, se quejó de que en la plaza de la ciudad habían instalado un árbol de Navidad artificial. "¡No será por falta de árboles!", exclamó Putin, que prometió ordenar al gobernador la sustitución del abeto artificial por otro auténtico. Putin dio su opinión sobre la idea de devolver el nombre de Stalingrado a la ciudad de Volgogrado. Tal decisión podría, según él, proyectar una imagen equivocada de vuelta al estalinismo, pero depende en última instancia de las autoridades locales, afirmó.
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