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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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El sueño de la maestra

Hace cincuenta años le prohibieron a Luis García Berlanga la secuencia del sueño de la maestra previsto en el guión de Bienvenido, Mr. Marshall. Pudo filmar, eso sí, los sueños pro o antiamericanos del alcalde, el cura o el hidalgo, pero el de aquella maestra nacional que se soñaba perseguida por robustos jugadores de rugby fue considerado pecaminoso por la censura de 1952. Lo cuenta muy bien Agustín Tena en el vistoso libro que acaba de publicar con motivo del cincuentenario de tan mítica película.

Festejando asimismo el aniversario, el propio Berlanga ha filmado ahora el sueño entonces prohibido, aunque naturalmente lo ha hecho con el envidiable punto de vista de sus joviales ochenta años. Tiene mucha retranca el viejo como para perderse en autobombos. Como "una falla" titula esta breve película de un solo plano... y en color (lo que se contradice como parte de la película original). ¡Y qué más da! En apenas diez minutos, Berlanga ha realizado un cortometraje delirante, irreverente, corrosivo, a veces soez y siempre jocosamente libre. Imagínense (o mejor, véanlo) a la maestra de Bienvenido, Mr. Marshall (Luisa Martín, reemplazando en el tiempo a la original Elvira Quintillá) explicando a sus pupilos los sofisticados sistemas de nuestro mundo para matar legalmente... mientras se los aplica ¡a los propios alumnos!: la horca, el garrote vil, la lapidación a una niña árabe, la silla eléctrica, la guillotina y hasta la pira en la que la maestra se inmola por razones que no hay que descubrir aquí. Un mosaico de atrocidades vigentes que el autor encabeza con unas imágenes de Franco en persona discurseando en su famosa plaza de Oriente. El ingenioso doblaje le hace decir: "Como Caudillo vuestro que soy, os debo una explicación...", emulando a aquel gran Pepe Isbert en su balcón del imaginado pueblo de Villar del Río.

¿Qué pensaría de esta nueva broma negra de Berlanga el actor Edward G. Robinson? Como es sabido, fue uno de los miembros del jurado del Festival de Cannes donde Bienvenido, Mr. Marshall se proyectó con gran éxito. Indignado Robinson ante la imagen risible que se daba de Estados Unidos, y especialmente molesto por aquel plano en que una banderita de papel con barras y estrellas flotaba hasta una cloaca, amenazó con boicotear el festival, logrando a cambio que se negociara la retirada de dicho plano. El hombre, presunto izquierdoso, quería demostrar que era un "buen americano" en aquel ambiente de caza de brujas que presidía el tribunal del senador McCarthy. Robinson se había ofrecido a demostrar su patriotismo, y la blasfemia de Berlanga le vino como anillo al dedo.

Muchos otros actores de Hollywood fueron entonces menos pusilánimes. Siempre los ha habido. Por ejemplo, en estos mismos días, un centenar de ellos se la han jugado protestando contra la anunciada invasión militar de George Bush contra Irak. Warren Beatty, Susan Sarandon, Martin Sheen, Janeane Garofalo..., más o menos quienes con asiduidad protestan también contra la pena de muerte, como con tan personal estilo hace Berlanga en el insólito corto libertario que ahora estrena (un posible estrambote a su anunciada retirada del cine). El director español (de El verdugo, no lo olvidemos) declara sin rubores que está en contra de la pena de muerte por la posibilidad de que le sea aplicada a él alguna vez.

Gente viva. Como Emilio Gutiérrez Caba, que osó opinar en público contra la serie televisiva de éxito Cuéntame porque falsea la realidad de la España del franquismo. O quién sabe si como la que pueda encontrarse entre los nuevos cortometrajistas españoles de este año. El crítico Antonio Sempere ha escrito y editado un librito, 101 cortos para un año capicúa, en el que da cuenta de tantas novedades. ¡101 nuevos directores! Buenos o malos (tal vez nunca lo sepamos), ojalá tan vivos como la ensoñación de la maestra pueblerina que ha imaginado el joven octogenario Berlanga.

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