Los inmigrantes que no nacen
La interrupción del embarazo ha aumentado especialmente entre las extranjeras residentes en España, según algunas clínicas privadas
El Instituto Nacional de Estadística señalaba esta semana que las madres inmigrantes han triplicado en los últimos seis años su aportación al número de nacimientos en España, de tal forma que ocho de cada cien bebés tienen madre extranjera. Sin embargo, también han aumentado los casos de interrupción de embarazo entre las inmigrantes, según apuntan desde las clínicas privadas que han comenzado a estudiar estos casos.
Aunque el Ministerio de Sanidad no recoge la nacionalidad de quienes se someten a un aborto, desde algunas clínicas están comenzando a hacerlo, preocupadas por el aumento de clientes de procedencia extranjera. Este periódico ha consultado esta semana a una decena de instituciones especializadas de Cataluña, Madrid y Andalucía, aunque sólo un par de ellas pudo ofrecer datos estadísticos. El resto, o no ha cerrado sus cifras del año, o prefirió no dar a conocer sus datos. Pero la percepción general es que existe un incremento del aborto entre las inmigrantes, un grupo de población que ha aumentado notablemente.
En la clínica Centro Médico 2002 de Málaga, una de las ciudades españolas con mayor inmigración, esos casos supusieron un 26,4% de las intervenciones que practicaron entre enero y septiembre de este año. En el mismo periodo del año anterior, apenas alcanzaban el 19,3%. Y fueron sobre todo inmigrantes latinoamericanas las que se sometieron a una intervención: un 8,3% de las interrupciones de embarazo hasta septiembre de este año.
Cifras más altas ofrecen en la clínica Dator de Madrid, que practica una gran parte de las intervenciones que se producen en España y que recaba estos datos desde 1996. De las 7.500 interrupciones de embarazo que han realizado en lo que va de año, un 40,36% corresponde a mujeres inmigrantes. El año pasado ese porcentaje se situaba en un 36,02%, de las 6.208 intervenciones, mientras que en 1996 suponían apenas un 17,13% de los 6.000 abortos que practicaron.
La clínica Dator también ha establecido un perfil de la inmigrante que solicita una intervención. En su gran mayoría se trata de ecuatorianas (15,34%) -aunque no hay que olvidar que un 25% de la población inmigrante del área metropolitana de la capital es de esa nacionalidad-, seguidas a gran distancia de las rumanas (4,74%); en un 69,9% se trata de mujeres solteras y un 38% de ellas tiene uno o más hijos.
Victoria Virtudes, portavoz de la clínica, señala que en general se trata de empleadas domésticas. Y hace énfasis en que es importante no criminalizar a la mujer inmigrante que aborta, porque con frecuencia éste es el último recurso que le queda. "A menudo son mujeres solas, que dejan a otros hijos en su país de origen y que cuando llegan a España no tienen facilidades para acceder a los métodos de prevención", señala.
Es la misma opinión de Alfonso Antona, responsable de inmigración de la Federación Española de Planificación Familiar, quien sostiene que hay muchas barreras que impiden el acceso de las inmigrantes a la salud pública y, por lo tanto, a la prevención del embarazo. Entre ellas el hecho de que muchas mujeres no acuden a los centros de salud, porque en su país les cobran por los servicios y ellas creen que en España ocurre igual y que por sus escasos recursos no podrán hacer frente a los honorarios.
Acceso a la prevención
"El acceso de las inmigrantes a los métodos de prevención es muy diverso, según su procedencia y cultura", señala además Antona. "Las mujeres latinoamericanas suelen conocer los métodos, según procedan del campo o la ciudad, aunque luego no los usen porque no tienen acceso a ellos. Las mujeres procedentes de los países del Este los conocen perfectamente, mientras que las magrebíes apenas saben los medios de anticoncepción que existen", añade.
Las enormes diferencias entre los grupos de inmigrantes, según Antona, inciden también a la hora de plantearse la interrupción del embarazo. "Las poblaciones latinoamericanas suelen tener una gran red social, que les permite pasarse información de dónde acudir y qué hacer. Esto es impensable entre las magrebíes", explica este experto.
Pero, sobre todo, en la Federación de Planificación Familiar han constatado que las mujeres latinoamericanas que interrumpen su embarazo lo hacen como consecuencia de "unas condiciones de vida duras". "Son mujeres que viven bajo violencia, hacinadas en viviendas que comparten con otros inmigrantes y detrás hay un consumo excesivo de alcohol", señala Antona. Su percepción es que es "bastante reiterativo" que detrás de estos casos de aborto haya situaciones de abusos y violaciones a las mujeres.
Por eso, la Federación de Planificación Familiar sostiene que es muy importante que se abra la atención sanitaria a toda la población inmigrante, como ya ocurre con los niños. "Ya hay muchos problemas para que la población autóctona utilice los medios de prevención, imáginese si además se es inmigrante", concluye Alfonso Antona.
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