Vuelo relámpago a ninguna parte

Si, como político o candidato, quieres asegurarte una cobertura informativa positiva de ciertos hechos para influenciar al público y neutralizar el modo con que la prensa da cuenta de ellos puedes optar por la publicidad, los anuncios pagados en los medios de comunicación durante las campañas electorales. Los periodistas, se estima, tienen sus prejuicios, basados más en sus experiencias con los políticos que en ideología o partidismos. Pero, atención, en este país también hay otros medios que pueden desempeñar un papel equivalente al de la publicidad pagada. Sí, es el caso de la televisión pública donde te tratan como si fueras el anunciante. O, simplemente, el patrón que dicta las reglas de juego, como ocurrió con la entrevista que concedió José María Aznar a la primera cadena de Televisión Española el lunes 9 de diciembre. Parafraseando un famoso aforismo, se podría decir que el formato fue el mensaje.

La catástrofe será un banco de pruebas. Para los que quieren venir y para los que se van

Cuando no vas a la primera, cuando careces del reflejo pavloviano, te inventas una estrategia

La aparición de Aznar esa noche fue la aplicación de su método personal de aproximaciones sucesivas a Galicia, a la que, finalmente, llegó ayer sábado, un mes y un día después de que empezara la catástrofe, y antes de partir rumbo a Washington para almorzar con George W. Bush en la Casa Blanca.

El largo viaje de Aznar a la peor catástrofe ecológica de la historia de España, para usar sus propias palabras, se ha debido, según el presidente, al hecho de que ese periplo exigía, de llevarse a cabo, acudir con las manos llenas, con las soluciones, con la gente ya cobrando los subsidios y con los apoyos -tan sólo simbólicos- europeos.

¿Ha sido, de verdad, ésa la razón? Cuando no te lo pide el cuerpo, cuando no vas a la primera como un reflejo pavloviano, luego, si el ambiente es hostil, como lo ha sido, se hace más cuesta arriba. Tienes que inventarte una estrategia. Es la de estar en todos los lugares del mundo menos en el que deberías, con perdón, sin acritud, estar.

Un largo viaje: República Dominicana, París, Roma, Corfú, Sitges, Estocolmo.

Cuando comenzó a ser evidente que la conducta de Aznar y el gobierno tenía costes en la opinión pública, vino el cambio de actitud. La campaña empezó el pasado fin de semana, cuando Aznar abrió su intimidad en el palacio de la Moncloa a las cámaras de televisión como Bush suele hacerlo en la Casa Blanca. En las imágenes, Aznar, enfundado en su polo Ralph Lauren color azul marino, presidía el gabinete de crisis. El presidente escuchaba muy serio a Mariano Rajoy o a Ana Palacio. Luego vino, según se ha apuntado, su aparición televisiva. Y la guinda, el viaje relámpago a Santiago de Compostela, una cita obligada, pero sin ganas.

La nueva orientación hacia Galicia que impulsa el Partido Popular no ha adormecido la sensibilidad a flor de piel que suscita la sucesión. El martes 10, en la reunión ya citada de la junta directiva nacional, Aznar dijo:

-Quiero recordar una cosa porque algunos pueden haber emprendido una carrera antes de tiempo: el próximo año en España sólo hay elecciones municipales y autonómicas, nada más.

Algunos dirigentes interpretaron que el presidente se refería al formato que se ha previsto para la Convención Nacional que prepara el PP los próximos días 18 y 19 de enero. Pero voces autorizadas del cuartel general de Génova aclararon que Aznar se refería a José Luis Rodríguez Zapatero y, más precisamente, a su posición frente a la catástrofe del Prestige, determinada, según los populares, por su presunta búsqueda de votos.

Hay quien piensa que, en realidad, pudo ser un mensaje ambiguo, referido, sobre todo, al Partido Popular. Y, si no, ¿para qué machacar una y otra vez con el argumento de que la Convención Nacional servirá, "sólo y nada más, y para ninguna cosa más", que para aprobar un programa marco de las elecciones municipales y autonómicas.

Aznar dijo también que ahora hay que apretar los dientes y coger la pala, cada uno desde su puesto de responsabilidad, para ayudar a Galicia.

Pilar Marcos, cronista política de este periódico, esperaba en la puerta la salida de los dirigentes. Cuando Jaime Mayor Oreja abandonó la sala, ella le saludó y aprovecho el minuto.

-¿Cuando sube usted a Galicia?

Mayor titubeó.

-¿A Galicia yo?

-Es que como el presidente ha dicho que hay que coger la pala...

-Ah...sí, sí, cuando el partido organice algo yo voy. Yo, lo que me diga el partido.

Un día más tarde, en Zaragoza, Mayor Oreja elogió a su rival Mariano Rajoy:

-Está haciendo una tarea que todos admiramos. Esta situación nos obliga a estar a la altura de las circunstancias y alejarnos de la frivolidad y la competencia personal.

Aparte de Rajoy, que ha sido destinado al frente gallego desde la primera hora, el otro candidato, Rodrigo Rato, vicepresidente segundo del Gobierno, también se ha lanzado a la campaña. El pasado martes 10, comenzó a lanzar sus mensajes desde la madrileña localidad de Leganés.

-No me gustaría estar en Galicia con un gobierno como el que heredamos en 1996, que tenía las cajas vacías.

Al día siguiente, miércoles, Rato viajó a Vigo. En la sede local de la Xunta, rodeado de mucha policía, se reunió con empresarios, comerciantes, armadores, cofradías de pescadores y hosteleros. En declaraciones a los medios, criticó la "falta de lealtad" de los socialistas.

¿Puede ser la catástrofe de las costas gallegas un terreno fértil para trabajar y renacer, más tarde, cual ave fénix, en la campaña electoral?

Xavier Trias, portavoz parlamentario de Convergencia i Unió, consultado por este periódico, señala:

-Rajoy parece haber sufrido una tarascada de la que es imposible salir. Pero si sale, es el próximo presidente del Gobierno.

La tierra gallega no sólo será un terreno de campaña de dos de los delfines de Aznar -Mayor Oreja también se dejará caer más pronto que tarde-, sino que Rodríguez Zapatero prepara sus maletas. Mañana lunes viajará a Vigo, donde permanecerá dos días.

La actitud del Partido Socialista ante la catástrofe, según algunos expertos en marketing político, tendrá que incorporar una valoración nueva: una actitud negativa prolongada -esto es, de duro ataque al Gobierno y a sus ministros- puede en cierto momento convertirse en un bumerán. Es posible que después de una fase en la que los socialistas han removido el avispero -contribuyendo implícitamente por reacción a que el PP se pusiera en marcha- tengan, ahora, que equilibrar la balanza, poniendo casi todo el énfasis en la solidaridad con Galicia.

Combatir la catástrofe será todo un banco de pruebas en el que los candidatos a suceder a Aznar, por un lado, pero también el líder socialista Rodríguez Zapatero, por el otro, tendrán que exhibir sus personalidades. Y, last but not least, lo será también para aquellos que como José María Aznar y Manuel Fraga se preparan para su propio ocaso.