El batiscafo 'Nautile' logra taponar una grieta de 40 centímetros en el 'Prestige'

El batiscafo francés Nautile intentará sellar las grietas más grandes del petrolero Prestige, que sigue arrojando al Atlántico fuel de sus tanques a razón de 125 toneladas diarias, según Rolf Tarrach, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El submarino francés ha logrado taponar ya una grieta de 40 centímetros de diámetro en una operación sencilla porque se encontraba en una zona horizontal y plana. El sellado se ha ejecutado colocando una plancha sobre la grieta y encima de ella un peso de 25 kilos. Este sellado no podrá aplicarse a las aberturas de los costados.

Las dos mitades del Prestige no sólo se encuentran a 3,5 kilómetros de distancia, a una profundidad de 3.600 metros, sino que su posición difiere considerablemente y obliga a aplicar métodos distintos para combatir las fugas de sus tanques. La proa descansa sobre una placa plana, mientras que la popa permanece anclada en una pendiente rocosa de 30 grados, según los estudios batimétricos en poder del Instituto Oceanográfico.

Para los expertos del CSIC, la única medida eficaz a corto plazo que frenaría los escapes del Prestige sería taponar las grietas en una tarea muy compleja que intentará repetir el Nautile en las inmersiones que reiniciará la próxima semana.

La solidificación del fuel que, según el Gobierno, iba a producirse a las bajas temperaturas que imperan donde reposan los restos del barco no se ha producido. El director del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), César Dopazo, dice tener una explicación.

El fuel es muy mal conductor. Cuando se sumergió el Prestige la temperatura de sus tanques era de 50 grados. Una vez en el fondo del océano, el frío reinante (2,6 grados) se va transmitiendo lentamente desde el casco hacia el interior de los tanques, donde está confinado como el aire de un balón de fútbol.

En cuanto se abre una grieta en el casco, el fuel del centro de los tanques que se encuentra todavía en estado líquido sale hacia la superficie del mar, impulsado por su menor densidad que el agua que lo envuelve. En cuanto llega a los 10 ó 15 grados se vuelve más viscoso.

Enfriamiento

Según Dopazo, el enfriamiento del fuel se producirá en un periodo comprendido entre las dos semanas y los dos o tres meses, plazo durante el cual seguirá generándose marea negra a 150 millas de las costas de Galicia. Hasta ayer se estima que han aflorado 15.000 toneladas desde que el Prestige se partió en dos y se hundió en el Atlántico.

Por el momento no es posible conocer fehacientemente la localización y desplazamiento de esta marea negra. Expertos del Instituto Oceanográfico a bordo del buque Cornide de Saavedra zarparán mañana a reconocer la orografía de la zona del hundimiento y las corrientes dominantes. Intentarán aplicar a este vertido los sistemas que utilizan para hacer seguimientos de bancos de peces. Los expertos no tienen en sus manos ningún mecanismo capaz de detectar la marea negra sumergida, la que no aflora a la superficie y a la que más temen los pescadores gallegos.

El análisis realizado el 27 de noviembre por el CSIC en su laboratorio de Barcelona confirma los resultados del efectuado por la Consejería de Medio Ambiente de la Xunta. Señala que "la fracción mayoritaria es refractaria a la degradación y por ello altamente persistente en el medio. Aunque el impacto agudo es más bien de tipo físico, al impedir la capa de hidrocarburos acumulada el paso de la luz y del oxígeno, hay que considerar la aparición de efectos ecotoxicológicos a medio-largo plazo"...

"Los derivados aromáticos de elevado peso molecular [integran el 46,4% del fuel del Prestige] pueden acumularse en el sedimento y ser causa de la aparición en fases posteriores del derrame de compuestos de oxidación más tóxicos que los productos de partida". Este análisis detecta compuestos cancerígenos, pero los atribuye al tratamiento térmico que se le aplica al fuel para poder ser succionado por los buques extractores en alta mar.

Presupuesto de seis millones

De todas las soluciones barajadas para combatir en alta mar la marea negra, una de las que se consideran más viable es la aplicación de sustancias como arenas expansivas, carbón ó sepiolita que favorecen la aglomeración del crudo y facilitarían su recogida. Los científicos del CSIC y el resto de organismos que van a participar en la caracterización de la marea negra, su seguimiento, el impacto ambiental y la aplicación de remedios para combatirla, cuentan con un presupuesto de seis millones de euros y tres años de plazo.

Operarán según el modelo ensayado con el desastre de Aznalcóllar, en abril de 1998, que comenzó a funcionar con mucha más rapidez y transparencia que en esta ocasión. Pero este caso, según reconocen los responsables del CSIC, es mucho más complejo y difícil, por el carácter difuso de la fuente contaminante, porque permanece activa, no es accesible y no está fija.

Algunos de los expertos en hisrocarburos que integran la comisión de sabios fueron convocados hace tan sólo cuatro días.