Un comité francés pide equiparar la televisión con los servicios públicos obligatorios
Un informe que fue encargado por el Gobierno conservador francés a un equipo dirigido por la filósofa Catherine Clément preconiza que la frase "la organización del servicio público del audiovisual es un deber del Estado" figure en la Constitución, al mismo título que consta la obligación a "una enseñanza pública, laica y gratuita".
Para Clément y sus colaboradores, "privatizar no es una buena idea", y los autores del informe recuerdan que "los desastres que han vivido en el Reino Unido o en California" (referencia en el primer caso a un pésimo servicio ferroviario, en el otro a los cortes de fluido eléctrico) prueban que seguir afirmando "que los privados gestionan mejor por esencia es un acto de fe ilusorio".
Para que la televisión y la radio públicas tengan razón de existir deben satisfacer, según el estudio, una triple misión: educar, informar y entretener. Clément cree que la pequeña pantalla mantiene "una relación freudiana, de odio, respecto a la cultura", lo cual se le antoja injustificado. La responsable del informe se refiere al ejemplo de la emisión dedicada a los libros, Campus, tradicionalmente relegada en la parrilla de programación "a la noche y el verano", es decir, a esas épocas u horarios "en los que la mayoría de franceses duerme".
Una huelga ha hecho que Campus fuese programado durante varias semanas media hora antes. Resultado: la audiencia ha pasado de un modesto 10% a un estimable 17,3%.
"Elitismo para todos"
Clément, discípula del antropólogo Claude Lévi-Strauss, toma prestada del poeta ruso Maiakovski la fórmula "elitismo para todos" para reivindicar una televisión pública que sea exigente, heredera de una tradición que tuvo sus hitos en el "teatro nacional popular" abanderado en la postguerra por Jean Vilar o en cómo Antoine Vitez supo acercarse a un público amplio.
De ahí que como reformas Clément solicite, entre otras cosas, que la televisión y la radio públicas pasen a tener un "director de artes y cultura", que los "grandes acontecimientos artísticos" sean programados en horas de máxima audiencia, que "los programas culturales empiecen antes de las 22.45", que todos los informativos incluyan "una página como mínimo dedicada a la cultura", y asimismo que se ponga en marcha "un magazine de información internacional sobre la creación en Francia, Europa y en el mundo".
En la actualidad, constata el estudio, France2 ofrece 17 programas al mes, al margen de la ficción, que pueden calificarse de "culturales", en tanto que France3 propone siete magazines que "regularmente, hablan de arte, libros y música". En los informativos el espacio que se dedica a la cultura oscila entre el 6,5% y el 9%.
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