Un juez investiga el robo de las hélices de un avión estacionado en Cuatro Vientos
El Juzgado 34 de Madrid investiga el supuesto robo de las dos hélices de una avioneta marca Cessna, modelo 421-B y matrícula EC-CUG, que estaba aparcada en en las pistas del aeródromo de Cuatro Vientos. El supuesto robo de las dos hélices fue descubierto por el dueño del avión, José Vicente Rodríguez, el 9 de marzo de 2000. Ahora, Rodríguez sabe que las hélices están en un taller de Portugal, por eso ha pedido al juez que pida a la Interpol que las recupere.
El asunto viene de lejos. Rodríguez no tiene "ni idea" de pilotar un avión: es arquitecto técnico. La avioneta la consiguió de un constructor que le debía dinero. Fue el último de una larga lista de acreedores en llamar a la puerta del constructor para cobrar su deuda y lo único que encontró, "lo que nadie quiso", fue el avión. Como no sabía qué hacer con él, y estacionarlo en las pistas de Cuatro Vientos suponía "la módica cantidad" de 6 euros por día, decidió alquilarlo y sacarle algún rendimiento. Tras tener dos años alquilada la avioneta, un día se encontró con que alguien había entrado en el aeródromo por la noche y había robado las hélices. Comenzó a investigar por su cuenta y descubrió que éstas se hallaban en las instalaciones de la empresa Aerohélice, Lda., dedicada a la revisión y mantenimiento de hélices de aviones, ubicada en Azedía (Portugal).
Según Rodríguez, un directivo de esta empresa le comunicó que esa avioneta tenía contraída una deuda con su empresa de 12.000 euros, "y que hasta que no se abonara la deuda, las hélices no abandonaban sus talleres". Al parecer, esa deuda se contrajo durante el periodo que Rodríguez tuvo alquilada la avioneta.
Deuda en Portugal
Aunque explicó a un directivo de esta empresa que él era el propietario y que la deuda, cuya existencia ignoraba, era de su arrendador, Aerohélice se mantuvo en sus trece y las hélices continúan a estas alturas en Portugal. Por eso, el dueño del avión ha acudido al juez.
Hace ya dos años que le robaron las hélices y Rodríguez sigue asombrado. Por eso, se pregunta: "¿Cómo es posible que dos hélices de una avioneta sean robadas de las pistas de un aeropuerto vigilado por la Guardia Civil?". Las dos hélices están formadas, cada una de ellas, por tres aspas de 1,50 metros cada una. "Robarlas no fue cosa de echárselas al bolsillo y salir corriendo", dice Rodríguez.
Sus sospechas sobre la autoría del robo apuntan "a algún mecánico de los propios talleres del aeródromo", dice. Y añade: "Es la única forma de que los agentes de la Guardia Civil no se percataran de que, en realidad, se estaba produciendo un robo". La ley establece que robar una sola pieza de un avión, por insignificante que sea, puede suponer una accidente aéreo gravísimo con pérdida de vidas humanas.
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