Cacheos por adelantado
España pone en marcha controles en los aeropuertos, basados en registros aleatorios, antes de que lo imponga la Unión Europea
Desde esta semana nada será igual en los aeropuertos españoles. La Guardia Civil ha decidido extremar las precauciones. El lunes pasado comenzaron los cacheos aleatorios a los pasajeros. ¿Servirán de algo? El teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Izquierdo, jefe del departamento de Aeropuertos, Costas y Fronteras, responde: "Con toda sinceridad le digo que estas medidas sirven de mucho. Son un buen complemento a los medios técnicos. Desde el 11 de septiembre se estaba viendo ya que iba a ser necesario. Hay algunos objetos que son muy difícil indentificar por el escáner".
¿Y va a servir un simple cacheo para evitar que se cuele alguien que lleve una bomba en el talón del zapato, como ocurrió en Estados Unidos el pasado 31 de enero? "Me va a permitir que no sea muy explícito al contar los métodos con que contamos, pero yo creo que se conseguirán muchas cosas con los cacheos, y no sólo en materia de seguridad".
¿Qué es sospechoso? "Cualquier cosa que nos dé mala espina", explica un guardia civil
La medida, puesta en marcha esta semana en todos los aeropuertos de España, no es más que un adelanto del reglamento que presumiblemente entrará en vigor en la Unión Europea en enero. "Nosotros nos hemos adelantado un poquito. Creo que somos el primer país de la Unión en practicar cacheos aleatorios, pero será de obligado cumplimiento en toda Europa. De momento estamos a la espera de que se publique dentro de muy poco el reglamento y no sabemos qué otras cosas incluirá", dice el teniente coronel.
¿Y si un viajero se niega a que lo cacheen? "El cacheo es voluntario", indica. "Pero si usted se niega yo no le puedo permitir el acceso a la zona restringida del aeropuerto. Se queda sin viajar". En caso de que se detecte algo anómalo en el cacheo, los pasajeros pasarían a unas cabinas especiales e incluso tendrían que desnudarse.
Así ocurría el pasado jueves, en el aeropuerto de Barajas (Madrid), en pleno inicio del puente de la Constitución, cuando el tráfico de pasajeros era considerable. El cacheo a uno de los pasajeros permitió comprobar que llevaba un cinturón de doble fondo. Por si acaso, los agentes le condujeron a una de las cabinas con las que cuentan los controles, para hacer un examen detenido. "Se le mira por si porta algo sospechoso", explicaba el teniente Andrés Ramírez. "En el caso de que haya que examinar a una mujer interviene una agente. Y si el control no cuenta con una, pues se mueven de uno a otro para cubrir las necesidades".
Los guardias buscan objetos cortantes -navajas, tijeras o limas metálicas-, pero también cantidades grandes de dinero, y lo que les parezca sospechoso o ilegal. ¿Y que entienden por sospechoso? "Cualquier cosa que nos dé mala espina. No es que esté fijado explícitamente por una ley", asegura uno de los guardias. Ante la duda, mejor comprobar. Si en el escáner aparece un objeto punzante, se abre la maleta. Aunque luego no sea más que las llaves del coche. "Lo siento", se disculpa el guardia. "No se preocupe. Si no protestamos, ya no seríamos españoles", dice el viajero con guasa. "De momento no le vamos a arrestar", responde a la broma el guardia.
El teniente coronel Izquierdo desea transmitir tranquilidad a los ciudadanos. "Éstas son molestias necesarias que tenemos que asumir todos. La seguridad absoluta no existe, pero tenemos que estar relativamente tranquilos".
Y de momento los pasajeros se lo están tomando con filosofía. Sobre todo porque el control es rápido. "Desde que el lunes pusimos en marcha la medida no ha habido incidentes", explica el teniente Ramírez. "La gente se comporta". Como Ricardo Vanschip, un viajero que tuvo que abrir su maleta. En ella llevaba un reloj de pared, que en el escáner aparecía reflejado como un objeto sospechoso, por las ruedecillas del mecanismo interno. "No pasa nada. Hay que hacerlo. Lo único es la lata de tener que sacarlo todo", decía el pasajero, resignado. "La situación internacional actual es delicada y eso requiere medidas excepcionales", sostenía José Díez, otro viajero al que examinaron.
Los cacheos los practican las empresas de seguridad contratadas por Aeropuertos Nacionales de España (AENA) y los supervisan los guardias civiles. El número de guardias es el mismo, y el de vigilantes, según Izquierdo, ha aumentado en algo. "Pero no estoy seguro, eso pregúnteselo a AENA". Sin embargo, AENA se niega a hablar de seguridad y remite a la Guardia Civil.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.